Photos by José Soriano
Ayer disfruté de teatro del bueno, sentí el placer del que saborea un exquisito chocolate belga junto a un café.
Algunos años después de asistir a sus primeras presentaciones en el Teatro Nacional de La Habana, Carlos Díaz y Teatro El Público se complacieron en presentar Las Amargas Lágrimas de Petra Von Kant, de Rainer Werner Fassbinder (1945-1982) en el Teatro Colony de Miami Beach en el marco del primer Festival Out in Tropics.
Las Amargas Lágrimas… es una de esas obras de amor y desamor, un triángulo amoroso caracterizado por su naturaleza lésbica e interpretado por actores (sí, como en el teatro antiguo, por hombres travestidos). Se desarrolla en un set casi cinematográfico donde una gran cama central es testigo y cómplice de los sentimientos que emergen de sus protagonistas y por donde transitan todos los personajes.
Petra von Kant, magistralmente interpretada por Fernando Hechevarría, es una rica diseñadora de moda alemana que se enamora perdidamente de Karin, una joven aspirante a modelo, que usa su bisexualidad ávidamente para escalar en la sociedad. La tercera pieza actoral es la sirvienta Marlene, presta a satisfacer las más mínimas necesidades de la gran dama desde el silencio, el verdadero amor, que borda su personaje sólo con gestualidad.
Actuaciones de lujo, parlamentos divinos, algunos de ellos enriquecidos con el lenguaje popular cubano, canciones con la voz grave y profunda de Marta Strada matizando frustraciones y nostalgias, toques de humor (no olvidar el contexto del cine-teatro Trianón de El Vedado carente de climatización y las alusiones al uso/abuso del aire acondicionado en Miami) y todo hilvanado por la diestra mano de su director Carlos Díaz, de quien me enorgullezco en compartir su mismo ‘hometown’ y muchas horas de ‘guaguas’ para desplazarnos a la capital cubana.
“El teatro es un regalo que no tiene fronteras (…) es de las artes la más efímera” - Carlos Díaz
Las Amargas Lágrimas… es una de esas obras de amor y desamor, un triángulo amoroso caracterizado por su naturaleza lésbica e interpretado por actores (sí, como en el teatro antiguo, por hombres travestidos). Se desarrolla en un set casi cinematográfico donde una gran cama central es testigo y cómplice de los sentimientos que emergen de sus protagonistas y por donde transitan todos los personajes.
Petra von Kant, magistralmente interpretada por Fernando Hechevarría, es una rica diseñadora de moda alemana que se enamora perdidamente de Karin, una joven aspirante a modelo, que usa su bisexualidad ávidamente para escalar en la sociedad. La tercera pieza actoral es la sirvienta Marlene, presta a satisfacer las más mínimas necesidades de la gran dama desde el silencio, el verdadero amor, que borda su personaje sólo con gestualidad.
Actuaciones de lujo, parlamentos divinos, algunos de ellos enriquecidos con el lenguaje popular cubano, canciones con la voz grave y profunda de Marta Strada matizando frustraciones y nostalgias, toques de humor (no olvidar el contexto del cine-teatro Trianón de El Vedado carente de climatización y las alusiones al uso/abuso del aire acondicionado en Miami) y todo hilvanado por la diestra mano de su director Carlos Díaz, de quien me enorgullezco en compartir su mismo ‘hometown’ y muchas horas de ‘guaguas’ para desplazarnos a la capital cubana.
“El teatro es un regalo que no tiene fronteras (…) es de las artes la más efímera” - Carlos Díaz
Pues me alegra mucho que hayas visto una buena obra con un montaje interesante, Teatro el Público es uno de los grupos más emblemáticos de acá y con puestas muy transgresoras en nuestro medio, ha establecido records de tiempo de permanencia y de público, son muy buenos, tienen su lugar de presentaciones en lo que era el cine Trianón pero en verano deben parar. Yo he visto casi todo de ellos desde la trilogía de Teatro Clásico Americano; su puesta Niñita Querida de Virgilio fue maravillosa, otra fue El Arte, El Jardin de los Cerezos con Susana Pérez en el protagónico, una de las dos presentaciones de La Loca de Chailot que fue tan audaz que solo le permitieron hacer par de ellas, Las Brujas de Salem les quedó genial, La Celestina pasó de más de 300 representaciones con unos desnudos espectaculares, Calígula fue genial lo hacía Fernando Hechevarría, que es un señor actor, bueno la lista es grande.
ReplyDeleteTu post sustancioso y me hace muy feliz que buen teatro hecho desde acá se presente allá y que la gente interesada pueda disfrutarlo. Teatro el Público, aun sin recursos, ha demostrado la voluntad de quienes quieren y hacen bien las cosas, mucho ingenio. Un metro de tela lo da una embajada, un amigo pone los diseños, los actores tienen en el mismo cine su gimnasio según he oido y arman su espectáculo con verdadera maestría.
Poco a poco se van venciendo las distancias y la cultura tiende puentes sobre todo entre las personas sensibles. Que tengas un lindo fin de semana. Me alegra que hayas saludado a tu coterráneo, las piedras rodando se encuentran.