Sunday, August 3, 2014

De Mísero a Avaro

Last Judgment (detail). H.Bosch. Alte Pinakothek.
Así como en el arte una misma temática se nos presenta una y otra vez en medios y lecturas diversas, la vida nos sitúa repetidamente ante obstáculos que pensábamos ya superados y con los que volvemos a tropezar. Quizás la naturaleza humana nos lleva a buscar soluciones alternativas y volvemos a errar. Lo pensaba en Múnich, mientras contemplaba otra obra de El Bosco y me recreaba en su mundo de demonios, brujas, quimeras y seres alucinantes.
Dos meses después lo asevero; tras un idílico viaje por Europa central no exento de manchas anecdóticas y algunos desaciertos, el arte vuelve a redimirme. Y esta vez quien mejor me lo mostró fue justamente el pintor flamenco Hieronymus Bosch. Fue suficiente una amalgama de figuras monstruosas y grotescas pintadas en un trozo de madera para que me esclareciera conceptos inciertos del lado obscuro -y vil- de la Humanidad, con pesimismo me paseó entre los tormentos de los hombres, asomándome con timidez al infierno de los desalmados.
Last Judgment (fragment). H.Bosch. Munich
Aun cuando muchas de las obras de Bosch no están fechadas ni firmadas, las imágenes de este creador de desvaríos oníricos son su única estampa rúbrica, tal es el caso de este fragmento dañado que se cree pertenecer a un hoy inexistente “Juicio Final” comisionado por el monarca español Felipe II (el Prudente) a principios del siglo XVI.
Death and the Miser
No sé si con ánimo moralizante frente a las herejías que presenció en los años oscuros de la Edad Media o como expresión enigmática de su convivir (dicen que perteneció a una secta o fraternidad religiosa, de esos cultos que practican rituales orgiásticos), pero los vicios, tentaciones y pecados a los que hace referencia en muchas de sus obras no son muy diferentes a los de la sociedad moderna, con su flaqueza espiritual y desconfianza en la bondad del prójimo.
Sarcásticamente dejó dicho casi todo sobre el abigarrado comportamiento humano, y a los temas de la lujuria y la codicia dedicó abundantes pinceladas.
Pero su mejor representación de la tacañería no duerme en Europa, sino en América. Se trata de “La Muerte y un Avaro” (1485-90) que se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington DC, en la que la Muerte y un Ángel se presentan en los momentos finales de vida de un avaro, y este vacila entre la eterna salvación o la bolsa de dinero que le ofrece un demonio. La ambientación de este panel lleva el simbolismo del Bien y el Mal hasta minúsculos detalles, dejando entrever la hipócrita dualidad moral del individuo, un pecado de exceso que con frecuencia se asocia a la deslealtad, el engaño y hasta la traición. Note la carta que sostiene otra rata-demonio que emerge debajo del baúl: ¿un documento de indulgencia? No, más bien la declaración de las acciones mezquinas de este mísero de espíritu que partirá quien sabe hacia dónde, tan desnudo y sin bolsillos como llegó a este mundo.
Muchos estudiosos consideran que este es el panel sobreviviente de un tríptico que perdió sus otras dos partes. Tampoco sé si El Bosco después de sumergirse con tal dinámica maestría en los peores sentimientos del ser humano podría haber dedicado el panel opuesto a la alegoría de la Generosidad o al altruismo de la filantropía.

Last Judgment's photos by José Soriano
Death and the Miser's picture taken from www.nga.gov