Saturday, June 23, 2012

Un Malecón para Miami

Pray. Mother's Day, 2012. By José Soriano
Las noticias comentaban que se construía en tiempo récord un malecón en Miami similar al de La Habana. Y “El Malecon Project” dejó de ser un proyecto para hacerse realidad el mes pasado, solo que su mayor promotor no lo vio concluido, el monseñor Agustín Román.


Dicen que los cubanos del exilio llevaban tiempo pidiéndolo, y que fundido en el hormigón se encuentran piedras del original habanero.

Nuevo malecón de la ermita. Miami
Asistí a su inauguración, de concreto pulido y limpio en los predios de la Ermita de la Caridad, y allí me encontré con otros desplazados isleños jubilosos porque ya teníamos 'malecón'. Cuando se cortó la cinta y tuvimos la oportunidad de apoyarnos al muro y mirar al horizonte, entonces vi en sus rostros y en el mío propio cierta desilusión.

A pesar de que ahora ofrece mayor seguridad a los visitantes de la ermita, son más las diferencias que las semejanzas: la réplica de la explanada habanera ha sido reducida a un perfecto césped verde (como el de cualquier casa de la 'sagüesera' miamense), separado del muro por una franja de conchas marítimas por donde deberá caminarse; a diferencia de las contaminadas aguas de la bahía de La Habana, el componente acuoso de la de Biscayne es transparente y huele a mar y a lo lejos se distinguen modernos puentes y edificios y no el coloso castillo que en el pasado defendiera la bella ciudad amurallada.

Estatua del padre Félix Varela en los jardines
de la ermita.
Pero son las restricciones señalizadas las que hacen que esta estancia al aire libre reduzca a cero las reminiscencias de un malecón como el de la capital cubana. Juzguen ustedes... aunque no leí nada que limitara las expresiones de afecto entre las parejas, la proximidad al templo será el termómetro del 'rubor'.

Prohibiciones en el malecón de la 
Ermita de la Caridad.
Desde mi punto de vista considero más auténtica la marca que en Cayo Hueso establece la menor de las distancias entre la tierra continental y la patria insular. Existen landmarks tan queridos que no deben replicarse y a este clon, no se, lo siento frío. Con la añoranza del terruño, ahora suman dos los muros que simbólicamente separan a los cubanos. Nunca antes las palabras escritas por aquel fiel amigo cuando me despedía de la ciudad fueron más actuales: "(...) Tan fuertes como estas construcciones deben ser nuestras voluntades."
Ticket de entrada a la fortaleza de La Cabaña,
 circa 1994.
Photos by José Soriano