Sunday, December 1, 2013

Michelangelo: Un Tour Gratis por la Ciudad Eterna


Pietà by Michelangelo, c. 1499
Photo by Jos
é Soriano, 2012

“Only after the intellect has planned
The best and highest, can the ready
hand
Take up the brush and try all things
Received.”   - Michelangelo1

Aún en esta digitalizada generación de minimalismos, de tabletas y teléfonos inteligentes, donde absolutamente todo se caracteriza por la inmediatez y la fácil accesibilidad, lo perecedero y el olvido, la obra maestra de Michelangelo Buonarroti sigue impresionando a estudiosos y a los comunes turistas. Su labor creativa está diseminada por varias ciudades del mundo, pero es en Italia donde se concentra gran parte de su maravillosa obra.
La capital italiana en particular reúne importantes trabajos de este artista renacentista, y contrario a lo que muchos creen pueden disfrutarse sin tener que pagar un céntimo.
Miguel Ángel se consideraba a si mismo más escultor que pintor, sin embargo, su genio pictórico se inmortalizaría con los frescos del la Capilla Sixtina, reto que asumió completamente solo, sin colaboración alguna. Por otra parte, sus habilidades como arquitecto son menos conocidas por los visitantes, aun cuando se desplazan por predios donde el virtuoso artista puso su mano e ingenio.
No es el objetivo del presente post describir la vasta obra del maestro que se concentra en Roma, para eso se pueden consultar innumerables volúmenes escritos por eruditos e instructores en historia del arte, pero sí puntualizar dónde exactamente encontrarlos en la medida que el visitante camina aquí y allá buscando quizás otros landmarks de la ciudad.

1.- En el Vaticano*


Tendrá que hacer una larga fila si visita la Basílica de San Pedro en la mañana, quizás más breve en la tarde; sus pertenencias serán inspeccionadas y un detector de metales escaneará su cuerpo, pero la espera será recompensada cuando una vez dentro, entrando por el atrium, en la capilla de la derecha encuentre la Pietà, la más famosa de todas la piedades y la obra mejor lograda en la juventud de Miguel Ángel (1499).
Sobre el altar papal donde se erige el baldaquín, disfrutará del interior de la cúpula, concebida por Miguel Ángel en su tercera edad. Cuando dirigía como arquitecto los trabajos de la Basílica Vaticana y le sobrevino la muerte, sólo se había completado hasta el tambor;  el proyecto cuyo modelo en madera se puede admirar en los Museos Vaticanos fue modificado posteriormente y completado por Giacomo della Porta quien le añadió unos pocos metros de altura estilizando así el domo.
Basilica di San Pietro. Duomo. Exterior
Photo by José Soriano, 2012
Basilica di San Pietro. Duomo. Interior
Photo by José Soriano, 2012
La visita a los Museos Vaticanos está exenta de cargos el último domingo de cada mes, tal que si planifica bien su viaje, tampoco tendrá que pagar por visitar la Capilla Sixtina, la última ‘parada’ del maratónico recorrido one-way de estos museos. Le tomó a Miguel Ángel cuatro años completar las pinturas de la bóveda de la Sixtina, toda una galería de arte que abarca las historias del Génesis, controversiales desnudos, los antepasados de Cristo y escenas de la salvación del pueblo hebreo según el Viejo Testamento, sin dejar de admirar los ‘pequeños’ amorcillos que crean un efecto óptico ilusorio de bajorrelieve entre profetas y sibilas. Veinte años después, volvería a la Sixtina cuando se le comisionó El Juicio Final (1536-1541), fresco que ocupa la pared del altar.
Sistine Chapel Ceiling.
Photo by José Soriano, 2012
Last Judgement by Michelangelo, c. 1536-41
Cappella Sistina, Vatican
Photo by José Soriano, 2012
2.- En la Colina del Esquilino

En la Basilica di San Pietro in Vincoli, a la derecha del altar mayor, se encuentra el modificado monumento funerario del Papa Julio II comisionado a Michelangelo en 1505.  Solamente el impresionante Moisés fue concluido por el artista, se dice que las dos estatuas femeninas que lo flanquean (Lía y Rachel) fueron completadas por alumnos del maestro. Miguel Ángel había concebido alrededor de 40 estatuas para una tumba de mayores proporciones, pero los trabajos en la Sixtina y otras dificultades no le permitieron concluirlas. Los Esclavos a medio esculpir que se encuentran en el Louvre de Paris y los que acompañan al David en la Academia de Florencia estaban supuestos a compartir espacio con el magistral Moisés en distintos niveles de la monumental tumba inicial.
Moses by Michelangelo, c. 1513-15
Basilica di San Pietro in Vincoli.
Photo by José Soriano, 2012

En la Basilica di Santa Maria Maggiore se halla la Capella Sforza, el último trabajo de arquitectura diseñado por Miguel Ángel en 1562 bajo la asignación del cardenal Guido Ascanio Sforza y completada posteriormente por della Porta Tiberio Calcagni, su asistente. Si bien el artista no la vió terminada, si supervisó cada detalle en la medida que tomaba ‘forma’ en los dos años previos a su muerte. Aunque solo está reservada para los practicantes de fe católica, puede contemplarse desde el corredor izquierdo sin tener que abonar absolutamente nada, a menos que Ud. quiera añadir un pequeño donativo.**



3.- Al Sur del Panteón

En la Piazza della Minerva (que se identifica por un elefantino que carga un obelisco egipcio sobre su dorso) y dentro de la iglesia de Santa Maria sopra Minerva, se encuentra a la izquierda del altar mayor, el Cristo della Minerva  (1521), una de las esculturas menos conocidas de Miguel Ángel, también nombrada como Cristo Redentor o Cristo Portando la Cruz, al cual posteriormente en la era del ‘pudor’ le añadieron un taparrabo omitiendo así la habitual desnudez en los trabajos del maestro (algo parecido sucedió con El Juicio Final).
Redentore by Michelangelo, c. 1521
Basilica di Santa Maria sopra Minerva

Photo by José Soriano, 2012
4.- En la Colina Capitolina

Muchos turistas apremiados por el tiempo cuando se dirigen a visitar las colecciones de los Museos Capitolinos, no saben que al atravesar la piazza están pisando otra creación de Michelangelo que fue concluida después de su muerte. Hacia 1536 este máster había rediseñado la plaza, en los dibujos añadía un intrincado patrón geométrico al piso en cuyo centro elíptico se aprecia hoy una copia de la estatua ecuestre de Marco Aurelio; renovó además las fachadas de los palacios a su alrededor y diseñó la Cordonata, la amplia y ‘suave’ escalinata que está custodiada en su base por dos antiguos leones de granito egipcio y en su tope por las estatuas colosales de Cástor y Pólux.
Piazza del Campidoglio
Photo by José Soriano, 2012
Cordonata
Photo by José Soriano, 2006
5.- Alrededor de la Piazza Navona

Llegando al río Tíber y a pocos pasos del Campo de Fiori, se encuentra el Palazzo Farnese, una construcción renacentista que quizás por estar custodiada por miembros del Carabinieri y cumplir funciones diplomáticas (sede hoy de la embajada de Francia), pase inadvertida como punto de atracción turística. Desde la fuente de la plaza, se puede admirar la fachada donde la mano de Miguel Ángel dejó su impronta en 1547. El artista no solo ganó el concurso anunciado por el cardenal Alessandro Farnese (luego Papa Pablo III) relacionado al diseño de las cornisas sino que debió concluir un proyecto inacabado tras la muerte de su anterior constructor, cambiando completamente el ‘aire’ del edificio, añadiéndole un tercer nivel y un céntrico balcón con el escudo de la familia en el frontón. También modificó el patio interior; pero para disfrutar del cortile interno si tendrá que reservar (y pagar) un tour con mucho tiempo de anticipación.**

Palazzo Farnese
Photo taken from Wikipedia
6.- En la Muralla Aureliana, al final de la Vía Pía

En julio de 1561, el Papa Pio IV asignó a Michelangelo el diseño de una nueva puerta, la Porta Pía, que diera acceso a la ciudad de Roma en sustitución de la antigua Porta Nomentana situada más al sur. Aunque el resultado final fue modificado después del deceso del artista, en una placa conmemorativa se muestra la idea original del maestro.**
Porta Pia and two drawings for the gate
by Michelangelo. 
Collage by José Soriano
 Photos from WGA
7.- Por la Termini (Estación Central)

En la actual Piazza della Repubblica y sobre parte de las ruinas de las Termas de Diocleciano (que en su momento fueron las más grandes de su tipo en la antigua Roma), Miguel Ángel diseñó en 1560 su último gran proyecto arquitectónico: la Basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires. Proyectó la transformación de las áreas del frigidarium y el tepidarium en iglesia usando los planos de una cruz griega, tal que el templo luciera más ancho –transversalmente- que largo y sin más fachada que uno de los vestíbulos circulares de las termas, su genio dejaba entrever el legado de la gran escala constructiva de sus predecesores, aun cuando tuvo que elevar el piso a la altura de las calles de la época. Varias modificaciones ‘cosméticas’, decorativas y astronómicas  se realizaron después, pero la idea conceptual de armonía espacial pertenece al maestro.
S. Maria degli Angeli e dei Martiri
Photo taken from www.santamariadegliangeliroma.it

Hasta aquí mi recorrido por la città eterna detrás de uno de los artistas más grandes que haya parido la hermosa península europea, claro está que desplazarse de un lugar a otro en la ciudad le costará unos pocos Euros. Se recomienda llevar algunas monedas que al depositarse cerca de las piezas en cuestión, le permitirán disfrutarlas iluminadas en todo su esplendor o acopiar paciencia y esperar que otro turista lo haga por usted.
Arrivederci.

*Desafortunadamente el que suscribe estas líneas no se encuentra entre los ‘elegidos’ que han podido admirar los últimos y recientemente restaurados frescos del genio renacentista que se conservan en la Capilla Paulina, reservada sólo al Papa de turno y cerrada al público. Con su cabeza llena de proyectos arquitectónicos pospuestos, ya cansado y contrariado por las imposiciones, a Miguel Ángel se le ordenó en 1541 dos nuevos trabajos: La Conversión de Saulo (1542-1545) y La Crucifixión de San Pedro (1546-1550), obras que no fueron aceptadas con el mismo entusiasmo que sus anteriores trabajos dado a su alejamiento del ‘ideal’ clásico renacentista. Sin embargo, existe otra tardía pieza que sí pude admirar cuando llegó a la Florida junto a la exhibición itinerante “Vatican Splendors”: el pequeño bajorrelieve en mármol que regalara a su fiel amiga Vittoria: la Pietà de Colonna, contemplarla no resultó gratis, tampoco estábamos en Roma.
**Este post ha sido editado gracias a la colaboración de Yohanka Alfonso, licenciada en Historia del Arte, coterránea y amiga, quien ha sido capaz de ‘bailar en casa del trompo'. Hoy reside en Roma y le da color a lo que una vez hubo de estudiar solamente en la gama del gris. 

1 Tusianai J. The Complete Poems of Michelangelo. New York, NY: Noonday Press; 1960:146-147.

Saturday, October 12, 2013

Los Gritos de Antonia


Antonia Eiriz and her work.
Photo by José Soriano

Otra vez el MDC Museum of Art + Design aglomera obras de artistas plásticos cubanos en los espacios del Freedom Tower, en esta ocasión con la exhibición Antonia Eiriz: A Painter and Her Audience.

Papier-mâché works.1970-90s (Artist Estate)
De ella tenía una noción vaga sobre los trabajos artesanales que salían de un taller cerca del municipio de San Miguel del Padrón que usaba como materia prima tiras de periódicos, revistas viejas y engrudo de almidón. Allí niños y adultos daban formas y color a la imaginación aplicando la técnica de papier-mâché enseñada por Antonia.
Maternidad-Retrato Familiar-El Lado Oscuro, 1994
(Artist Estate)

No recuerdo haber ‘chocado’ antes con el resto de su obra y escribo chocado pues fue justamente una sacudida emocional la que recibí cuando me enfrenté a sus piezas pictóricas días atrás. En su pintura hay abstraccionismo, como existe en muchos otros maestros de su tiempo, pero fueron sus elementos figurativos disformes los que estigmatizan su gran obra, piezas tan dolorosas que distan del ideal decorativo para convertirse en alaridos de denuncia, donde aflora el lado oscuro del individuo, la familia y la sociedad.
En mi recorrido por las salas de la exposición me preguntaba cuánta agonía debió cargar en su espalda esta señora. La respuesta la encontré después cuando leía los relatos apuntados por su sobrina en un merecido sitio digital.
Entre Líneas. 1993. A. Eiriz
(Museum of Art / Ft Lauderdale)
 
Definitivamente la poliomielitis que hizo diana a su niñez dejaría también profundas secuelas psicológicas; pero su estética expresiva quedaría marcada por los revueltos años primaverales de la Revolución que pronto darían paso al parametraje del arte y de los artistas. Para entonces, su musa comandante exponía demasiado su alma ennegrecida, y de la delicada mano emergían grotescos rostros con órbitas enucleadas y bocas abiertas ahogándose en gritos de silencio.
Una Tribuna Para La Paz Democrática. 1968.
Reproduction*. Inkjet on paper (Artist Estate)

Esta Gente. 1993 (Artist Estate)
 
Vendría un largo mutismo pictórico en el que se sumergió en 1968 y del que no saldría hasta 1993 a su llegada a Miami; pero eso es demasiado tiempo para un artista. Tan intensamente reanudó su trabajo, tanto se le había quedado por decir al lienzo de ese sombrío período que su corazón estalló dos años después.

El Cristo del Gallinero.1974. T.Sánchez
(Collection of Cernuda family)
La exhibición incluye además obras de otros artistas cubanos influenciados por la Eiriz, dentro de las que destaco esta litografía de Tomás Sánchez, quien además de alumno fue su amigo.

Ya en la calle, conmovido (porque me llevé su angustia), visualicé y pensé en El Grito de Edvard Munch(1895), el grito mejor cotizado y por tanto el más oído del mundo moderno; dejaba atrás sin embargo, los gritos de Antonia, replicados en el eco de los pasillos de la Torre de la Libertad e irónicamente escuchados sólo por unos pocos.
Reencarnaciones. 1993 (Artist Estate)
 
Photos by José Soriano
*A Tribune For Democratic Peace. Original work: oil and collage on canvas (86.5 x 98.5 inches). Museo Nacional de Bellas Artes. Cuba

Sunday, September 22, 2013

Breve Visita a la Casa de Merrick

Althea Fink Merrick (statue, 2010)
looking at her house.

Decido explorar sitios históricos de Miami con el libro Great Houses of Florida a mi lado, conduzco por el segmento de la calle 24 del suroeste citadino llamado Coral Way flanqueado por mansiones y chalets que emanan gran belleza y jardines que invitan al recogimiento, pero en los que difícilmente pudiera aparcar por tratarse de propiedades privadas de más de seis cifras en costo. Me detengo en el número 907, estoy en la que fue vivienda de la familia Merrick, aquí se forjó el núcleo y nació el nombre de la ciudad de Coral Gables.
The Merrick family homestead.

Pero no todo le fue tan fácil a esta familia de Massachusetts que en 1899 compraría a ciegas un lote de 160 acres en el sur de la Florida. En un intento por escapar del luto y problemas de salud agravados por largos y crudos inviernos, no encontraron sino una pequeña cabaña de madera en medio de un terreno rocoso, con escasas plantas, lleno de mosquitos y una alerta de fiebre amarilla. La historia de empezar de cero muy conocida por los inmigrantes actuales de la ciudad del sol ya tenía una centuria en precedentes.
Coral Gables Merrick House. Rear view.
Así que a los Merricks, ayudados por inmigrantes bahameses, les tocó trabajar la tierra y vender hasta quimbombó por todo Miami en espera a que los primeros cítricos plantados empezaran a dar sus frutos. Fue la señora Althea Fink Merrick quien ya para 1906 tenía un diseño de su anhelada casa soleada, pero la adición planeada no pudo completarse –por más problemas financieros- hasta 1910, a la que nombró Coral Gables, por usar en sus exteriores lo que más abundaba entonces a su alrededor: la piedra caliza oolítica que ofrece una apariencia coralina al corte y por la configuración triangular de sus paredes para soportar un techo al estilo de las casas del estado de New England. Posteriormente su hijo, George Merrick, entraba en el negocio de bienes raíces, subdividía la plantación familiar, involucraba a otros miembros familiares de gustos refinados y asignaba el nombre de su casa a la ciudad soñada que florecía ya con rasgos mediterráneos.
La historia y las dificultades siguieron, el ciclón del ’26 primero, junto a un embargo ferroviario que prohibía entrar materiales de construcción al sur de la Florida y la Gran Depresión que vendría después acabaron por desvanecer los bolsillos de una familia que se fue diezmando con el tiempo pero que logró mantener el más preciado de sus frutos: el techo familiar.
Merrick House: The entry hall
Althea's peaceful rock and water garden
Desde un banco colindante al estanque con arcos de roca 'coral' y peces tropicales en el backyard de la casona, que en un tiempo fue el centro de meditación de la Sra. Merrick, leí sobre esta historia, en la serenidad de su jardín –y como único visitante- me entregué a la sombra de sus árboles a conocer a esta matriarca y líder comunitaria, fundadora de la primera escuela en el área, patrocinadora de la primera Iglesia Congregacional de Coral Gables, pionera del Club de Mujeres y del Club de Jardines de la zona, pero sobre todo a la mujer perseverante que en medio de enfermedades, inundaciones, heladas, sequías y economías exangües fue capaz de robustecer y conducir a su familia al éxito, influenciando sobre su hijo en el desarrollo de la ciudad más encantadora del condado.
Statue of Althea Fink Merrick,
unveiled by the City of Coral Gables
Desde allí pensé en cómo se desangra hoy el gran Miami. Vi frente a mí a la enfermera nicaragüense trabajando horas extras para financiar la casa que construye en una playa centroamericana, a la coterránea que sumando propinas en un restaurante local ha comprado otra en su pueblo natal, o a la haitiana que recoge desechos contaminados y pregunta a través del móvil a un familiar si su última remesa ya fue recibida. Ellas también debieran visitar este remanso de paz y aprendizaje, pero sus historias son muy diferentes y Althea no alcanzó a vivirlas.

Photos by José Soriano

Monday, August 26, 2013

La Lotería

The Lottery Drawing in Piazza Delle Erbe, Turin.
Giovanni Michele Granieri, circa 1756
The John and Mable Ringling Museum of Art

Tropiezo por segunda vez con esta obra de arte del siglo XVIII italiano (The Lottery Drawing in Piazza Delle Erbe, Turin) que habita en el Ringling Museum of Art de Sarasota, Florida, e inevitablemente vuelvo a mis años de adolescencia, donde el negocio ilícito de la 'bolita' –versión popular de la lotería cubana prohibida por el gobierno desde la década del sesenta- era la vía de sustento para mi vecina ‘apuntadora-listera’  y la esperanza de solvencia económica para muchos otros del vecindario. Recuerdo sus inmensos senos naturales que además de lactar a sus tres hijos se convertían en una suerte de gaveteros de oficina donde se escondían las largas listas de los ‘jugadores’ y los cómputos del dinero recolectado, que debían apropiadamente presentarse al ‘banquero’ del pueblo antes que se anunciase el número de suerte a través de una estación radial de onda corta, también vetada.  Recuerdo vívidamente el día que la policía política intempestivamente rastreaba su casa en busca de los registros numéricos y la habilidad de mi vecina para convertir el papel nuevamente en pulpa y digerirlo como puré de viandas, o la única vez que el azar se apiadó de mi con el número 33, al que todos llamaron tiñosa según la charada popular, ilusión onírica de los pobres y estigma de mi desconfianza en el azar.

Pensé en mi abuelo, que según mi madre, llevaba un registro manual de los números ganadores en la época de la república, tal cual ella hace ahora como hobby en pleno siglo XXI con la Lotería de la Florida.

Por definición la lotería es un juego de azar que contempla la extracción de lotes numéricos a cambio de un premio, el cual puede ser dinero en efectivo o bienes materiales. Dice mi abuela que la lotería era una vía para apoyar instituciones benéficas al servicio público como orfanatos y asilos, y que eran los muchachitos de la Casa de Beneficencia, los que hacían la selección en las tardes del séptimo día habanero, de hecho en el estado en el que resido hoy una gran parte se destina a la educación; como quiera es un negocio privado muy lucrativo. Incluso gracias a la lotería en el pasado se pudieron financiar grandes proyectos como la construcción de la Gran Muralla China o la reconstrucción de la ciudad de Roma en época del Emperador Augusto César.
The Lottery Drawing...(detail)

Pues a la obra en cuestión, que hoy se titula “El Sorteo de la Lotería en la Piazza Delle Erbe, Turín se le llamó originalmente  “A Mercado Lleno” por las actividades mercantiles que se observan a primera vista en la concurrida plaza de hortalizas en un Turín con rasgos medievales.

En lo que parece ser una escena cotidiana, en este mercado abierto, sede principal del comercio citadino, se reúnen mercaderes y parroquianos alrededor de los puestos de frutas y verduras, flores y semillas, productos lácteos y cárnicos, telas y utensilios diversos; pero simultáneamente en el Ayuntamiento se lleva a cabo la rifa de la lotería, centrada en el niño huérfano que desde el balcón del palacio municipal selecciona el número ganador acompañado por el sonido de los instrumentos de viento que llaman la atención sobre el evento, quizás de asignación de una vivienda.

Entre la multitud se distinguen individuos que sostienen y verifican sus boletos numéricos, y hasta la destrucción que provoca un accidentado caballo a la mercancía de su propietario en plena plaza -en un primer plano y  sumamente reveladora en mis vivencias-, indican que la posibilidad de pérdida también se hace realidad en un día común.

The Lottery Drawing...(detail)
The Lottery Drawing...(detail)
Se trata entonces de la probabilidad del éxito o del fracaso, del chance a ser triunfador o infortunado. Después de una detallada inspección del óleo usted se lleva el agridulce sabor de que la vida, como la lotería, es un juego de azar, de probabilidades, de arriesgar, ganar o perder, la ecuación perfecta de nuestro diario acontecer. Solo deseo que en el sorteo de sus dificultades, mi vecina salga airosa en la medida en que el agonizante caballo deje de patalear. ¡Ojalá y el número 1 desaparezca de las urnas!, pronostico que será el más apostado.
My mom, a lottery fan, poses in front of 'The Lottery...'
during her first visit to The Ringling Museum of Art.

2010

Photos by José Soriano

Thursday, July 18, 2013

Visitas Controversiales

St Paul visits St Peter in Prison (detail)
1481-82. Filippino Lippi
Photo by José Soriano
Mientras visitaba la Capella Brancacci, llamada por algunos como la Sixtina florentina, y me recreaba en el ciclo pictórico sobre la vida de San Pedro -iniciado por Masolino y Masaccio y completado por Filippino Lippi en el siglo XV- no lograba sustraerme de que a mi regreso a USA, otras visitas menos halagüeñas debían realizarse.

Y como la gama de colores de la vida es más amplia que los pigmentos del más brillante de los frescos, pacientemente esperé a ser seleccionado por un sistema que solo conoce del gris y el ocre: Paradójicamente y por secuencias de fechas, primero debí reportarme como un buen American citizen a la Corte del Distrito Sur de la Florida en función de potencial jurado; mientras que en un segundo tiempo recibía la aprobación del sistema penitenciario para visitar a un reo.

Cuantas diferencias (y semejanzas) entre ambos recintos: restricciones de tiempo, escrutinios, advertencias y prohibiciones. En la capilla de Firenze todo devino en recogimiento, belleza, alimento para el alma. En el edificio de Miami, con detalles art déco para suavizar su austeridad y grisura, sentí el rigor de la ley y el descalabro del futuro.

He renegado tanto de mis períodos de confinamiento, que parecieran haberse borrado de la memoria. Sin embargo, todos saltaron ahora cuando cruzando el lobby de la cárcel del condado podía oír los comandos autoritatios de los oficiales en cargo. No me acostumbré nunca al (mal)trato recibido cuando era un estudiante pre púber en las obligadas estancias escolares en el campo, ni a los gritos de aquellos ‘profesores’ que a finales de mi carrera universitaria me forzaron a permanecer en un campamento militar improvisado en la montaña a cambio del título de graduado; tampoco a las frías y largas horas en que fui sometido a un interrogatorio por los agentes de inmigración a mi llegada a este país. En todas estas ocasiones he sentido el desamparo del que no tiene o desconoce sus derechos.

Tribute Money (detail): 
 St Peter tenders a coin to the tax collector.
1426. Masaccio.
Photo by José Soriano

Hoy, con ese derecho conquistado de acceder libremente a la información  (a la desclasificada) hago visitas virtuales y descubro cifras que ‘erizarían’ al más naif de los ciudadanos. Esglobal lo enuncia así: “La situación de las cárceles de un país suele reflejar las virtudes y, demasiado a menudo, los defectos del Estado que las gestiona (…)”; en el que vivo hasta las prisiones se han privatizado, una industria próspera que genera capital, un sistema finito de números positivos. El 97% de los reclusos federales cumplen condenas por delitos no violentos, seres aruinados que arrastrarán un record criminal por el resto de sus vidas, ánimas castigadas que no lograrán otro espacio en la sociedad fuera del círculo desolado de sus familias.
Disputation with Simon Magus
and Crucifixion of Peter
(details).
1481-82. Filippino Lippi.
Photo by José Soriano
Re-visito entonces los frescos de Filippino Lippi, quien debió respetar estilos en la difícil tarea de continuar lo que sus predecesores dejaron inconcluso, pero se las ingenió para contarnos una historia llena de detalles. Poco ha cambiado desde entonces.
Capella Brancacci, Santa Maria del Carmine
Photo by José Soriano

Friday, June 14, 2013

Entre Portofino y Porto Venere


 Photo by José Soriano
Portofino's jet-set harbour, 2013

Viernes lluvioso, recogido en casa y PBS me vuelve a regalar el concierto de Andrea Bocelli “Love in Portofino. Nunca le he pagado un centavo a esa cadena televisiva, a la cual le agradezco la trasmisión de valiosos programas de entretenimiento que finalmente me compulsan a conocer ciertos sitios, como hice en el pasado con el poblado medieval de Cortona (en la Toscana) durante el concierto de André Rieu y ahora, con la Riviera italiana.

Portofino, 2013. Photo by José Soriano
Portofino fue el destino final de unos pocos días destinados a explorar la región costera de Liguria, en el noroeste de Italia. Usando como ‘casa’ la ciudad portuaria La Spezia, realicé un inolvidable recorrido que comenzó en la comuna de Porto Venere, continuó por las pequeñas villas de pescadores que conforman la Cinque Terre y terminó con la “perla del Golfo de Tigullio”, la señorial Santa Margherita Liguri, y la obligada escala a su bello y vecino poblado conocido en el mundo como el jet-set harbour de ricos y famosos.
Santa Margherita Liguri. Photo by José Soriano

St John the Baptist Church.
Monterosso, (facade's detail)
Photo by José Soriano

Vernazza, 2013. Photo by José Soriano
Moverme en ese dramático escenario costero fue como bucear entre tarjetas postales. Desde que en 1997 la UNESCO declarara Patrimonio de la Humanidad al Parco Nazionale delle Cinque Terra, los cinco pueblecitos enganchados en los acantilados de sus rocosas colinas (Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare), han dejado de mirar al Golfo de Génova con la tranquilidad de antaño para subordinarse a la industria del turismo más que al mar que los abraza; pero conservan aun el encanto verde de sus terrazas fundidas por limoneros, viñedos y olivos, donde todavía encuentras algún nativo entre sus trillos que busca alejarse de las multitudes y perderse en la naturaleza que le pertenece.
Approaching to Riomaggiore, 2013.
Photo by José Soriano
Byron's Grotto. Porto Venere, 2013
Photo by José Soriano
Si en el futuro la Cinque Terre cambiase su nombre por añadir un sexto segmento a su geografía, tendría que mirar hacia el sudeste de la Riviera Liguri di Levante, y escoger a Porto Venere (Portovenere hasta 1991), la más romántica de las villas en esta costa. Allí experimenté una sinfonía de sensaciones en la que los olores a sal, azahar y rocío se mezclaron en una fragancia única que aun evoco al escribir estas líneas. El sabor a pescado fresco licúa mi boca. Cierro los ojos y veo sus estrechas callejuelas empinadas, sus casas amontonadas color pastel, el promontorio de piedra en la que se erige la iglesia de San Pedro (siglo XIII) donde mucho antes hubo un templo pagano dedicado a Venus Erycina, diosa a quien el vecindario debe hoy su nombre, el Golfo de los Poetas o la gruta en la que Lord Byron solía meditar; pero fue el pequeño camposanto a los pies del castillo el que sustrajo valiosos minutos de mi tiempo, allí percibí el sonido del silencio interrumpido solo en la distancia por el chasquido de las olas sobre las rocas o el graznido de alguna ave marina, abrigué una paz muy distinta, aquella en la que lo solaz se combina con la hermandad del paisaje. Todo se hizo harmonía dentro de mi.
Porto Venere's cemetery, 2013
Photo by José Soriano

Palmaria island (left) and Porto Venere (right).
Photo by José Soriano, 2013
Y cuando me tocó partir, cruzando el estrecho que separa la península de la isla Palmaria, pensé en la pequeñez de la existencia, tantos grandes lo habían hecho ya en ese afán humano de la conquista: los romanos en su ruta hacia la Galia, la flota bizantina que encontró allí su asiento, los lombardos, genoveses y aragoneses, y hasta el mismísimo emperador Napoleón Bonaparte. Pensé también que si Bocelli había encontrado su amor en Portofino, yo había descubierto el sitio donde depositar mis cenizas.