Sunday, May 26, 2013

Toros de Picasso corren en la arena de St. Augustine

Image taken from Internet
En medio de los preparativos de mi tour vacacional por el norte italiano, cayó en mis manos la edición de abril de la revista Smithsonian refiriéndose a los 20 mejores pequeños pueblos de los Estados Unidos. En la posición #3 coloca a Saint Augustine, FL, el poblado más antiguo de la unión americana que en estos días está tirando la casa por la ventana con motivos del 450 aniversario de su fundación –celebración que tomará cuatro años consecutivos- y del medio milenio de la conquista española en estas tierras.

St. Augustine Visitor Information Ctr.
Photo by José Soriano
Lo que motivó apresurar mi visita 500 años después de que Ponce de León pisara suelo firme floridano, fue la nota refiriéndose a la exposición PICASSO Art & Arena que en el marco de las festividades estaba próxima a concluir en mayo 11. Una vez allí fui informado que debido a la acogida del público, la Fundación Picasso Museo Casa Natal de Málaga había tenido la gentileza de prolongar la exhibición hasta el 11 de agosto. Pero la sorpresa vino de parte de Carl Gill, coordinador del grupo de voluntarios que trabajan en el renovado St. Augustine Visitor Information Center, al informarnos que fuimos los primeros residentes de Miami en visitar la muestra, abierta desde el 1ro. de febrero.


First visitors from Miami as of
April 27th, 2013

Photo by José Soriano
La colección que por vez primera se presenta en USA nos muestra 39 piezas que incluyen cerámicas, litografías, grabados, y dibujos que el maestro español Pablo Picasso creara entre 1929 y 1961. Todos refiriéndose al controvertido tema de la Tauromaquia, práctica que fascinó al autor desde niño; yo diría que más que con la lidia y la corrida con el significado propio de la bestia.

-          “Para dibujar hay que cerrar los ojos y cantar” (Pablo Picasso)

Para Picasso el toro ibérico se convirtió en una obsesión inspiradora a lo largo de su vida: fuerza, poder, dominio, vigor, mito, violencia, lucha, vida y muerte que convergen en una misma plaza. Por eso, las once litografías que conforman la serie Toro (1945-1946) ocuparon casi toda mi atención, no solo porque representan lo anteriormente descrito sino además porque la secuencia demuestra el proceso creativo del autor, cómo a partir de su primera litografía y no convencido con ella y los volúmenes proyectados, la innovación sustitutiva y/o sustractiva de las líneas lo llevaron a crear otra y otra, cambiando y distorsionando lo ya creado, ofreciéndole mayor vitalidad, pasando por un tauro básicamente cubista a otro puramente abstracto y terminando en el más simple delineado de todos que nos recuerda una pintura rupestre de cavernas. Eso sí, los genitales del animal no desaparecen en este minimalismo de trazos, llamándonos a reflexionar sobre la condición ‘testosterónica’ del macho cabrío y dejándonos un testamento en láminas de su propia vida rodeada de féminas a las que amó e hizo sufrir.
En las otras piezas encontramos escenas que tienen lugar en las corridas de toro, donde aparecen también el matador, el picador y el caballo, otra de las salidas estéticas llenas de fuerza y dinamismo que encuentra Picasso para expresar el destino final de la lucha sobre la arena. Para él,  el drama de vivir es un juego que empieza y termina en el ruedo. No es coincidencia que estos tres elementos simbólicos (toro-hombre-caballo) tengan un lugar predominante en su más famosa obra: el Guernica (1937).

Salí del recinto sin una sola fotografía de las piezas, el uso de cámaras y otros artilugios electrónicos están estrictamente prohibidos en la exhibición, más aun cuando los ojos de los custodios ya nos habían etiquetado como “the first visitors from Miami”, fue Mr. Gill quien pidió retratarse con nosotros para la prensa local cuidando usar como background un panel decorativo del centro, pero la ciudad de St. Augustine tiene muchos sitios pintorescos para ocupar megapixels, y a este tributo a la cultura y tradiciones hispanas introducidas por su fundador, Don Pedro Menéndez de Avilés en 1565, le correspondió re-visitar sitios ya conocidos y ahora espléndidamente restaurados.
Mr.Carl Gill, volunteer coordinator of the exhibit.
Photo by José Soriano
De regreso al sur de la Florida, y cuando en la I-95 se anunciaba la proximidad de la ciudad de Fort Lauderdale, recordé que en su museo de arte duerme una cerámica del gran maestro titulada Corrida sobre fondo negro (1953) que sí había sido captada por mi cámara en el pasado y que muy bien pudo haber conformado la pieza número 40 de esta exposición.

Corrida sobre fondo negro. Pablo Picasso (1953)
Museum of Art Ft. Lauderdale
Photo by José Soriano