Monday, March 31, 2014

Las Metopas del Templo Canoviano

Tempio canoviano. Possagno
Collage made with photos taken from Internet
Viajar con propósitos culturales en la actualidad difiere sustancialmente de aquellos largos viajes promovidos en el siglo XVIII en busca de obras clásicas en ciudades como Atenas o Roma. El disfrute estético influyó tanto entonces, entre los participantes de esos Grand Tours, que surgió una nueva tendencia estilística que luchaba contra la ornamentación excesiva del barroco y recuperaba las preferencias clásicas y renacentistas: emergía el Neoclasicismo, movimiento filosófico y artístico del cual Antonio Canova (Possagno 1757-Venezia 1822) fue el más grande de los escultores.

Si bien  yo ya había saboreado la exquisita quintessence de sus mármoles figurativos en distintos museos y santuarios de occidente, desconocía su incursión en la arquitectura neoclásica. En una reciente exhibición transitoria en el Metropolitan Museum of Art (New York) aprendí que en su pueblo natal, sobre una colina de la región del Veneto, se alza un templo-iglesia concebido, proyectado y financiado por el excelso escultor, que eventualmente se convertiría en su propio mausoleo. Allí reposa su cuerpo, pero no su corazón.

El edificio en cuestión es una suerte de simbiosis orgánica entre el Partenón griego -fungiendo como atrio de orden dórico-  y el Panteón romano que le otorga una apariencia esférica a su interior. Canova no vivió lo suficiente para verlo completado. De las 32 metopas proyectadas que decorarían los tres frisos del pórtico con escenas bíblicas, solo concluyó 7 modelos de yeso a escala completa, considerados hoy como sus últimas obras maestras.

Inspirándose en la escultura antigua y los maestros del Renacimiento, los modelos destacan la linealidad de las figuras como fotos fijas que ‘congelan’ un evento. Los bajorrelieves (1821-22) que alternarían posteriormente con triglifos y se ordenarían de derecha a izquierda destacan cuatro episodios del Viejo Testamento y tres escenas próximas al nacimiento de Jesús resumidas en el Nuevo Testamento. Pareciera que Canova ilustró su trabajo en pares, pues se pueden ‘leer’ dos creaciones (la del Mundo y la de Adán), dos sacrificios (el de Abel y el de Isaac) y dos revelaciones o embarazos (Cristo en el vientre de María  y Juan Bautista en el útero de Isabel). El séptimo trabajo corresponde a la Presentación de Jesús en el Templo, el único pasaje donde aparecen tres figuras humanas en escena. Pareciera también que insertar al pequeño niño en el recuadro y tratar de mantener la heredada composición triangular renacentista, le otorgó cierta ‘rigidez’ al relieve escénico, a mi juicio el menos logrado de todos.

Famous Canova's sculptures.
Left: Musée du Louvre, Paris and
Kunsthistorisches Museum, Vienna-2007
Right: Met. Museum of Art, New York-2014



Quien haya estado en contacto con las magnificentes esculturas de Canova comprenderá por qué esta serie no pagana carece del movimiento exquisito con el cual el autor nos consiente en sus anteriores obras. Quizás concebirlas para ser interpretadas desde la distancia pudiera explicar esta implícita inflexibilidad, o es que sus gentiles manos no pudieron apresar las figuras en el espacio rectangular de una metopa, como lo demuestra la dedicada a Caín y Abel cuya acción desborda la cuadratura.
 
Cualesquiera que hayan sido sus intenciones expresivas, los moldes que la Gallerie dell’ Accademia de Venecia ha prestado a New York, revelan un punto crucial en su proceso creativo. Canova primero elaboraba un boceto pequeño en arcilla a partir de un dibujo, después lo llevaba a escala completa también en arcilla y sobre esta creaba el modelo en blanco yeso, lo cual le permitía hacer cualquier corrección antes de autorizar la ‘transcripción’ a la piedra. Los yesos fueron transportados desde su estudio en Roma hasta un estudio en Venecia donde otros escultores los convertían en metopas cincelando bloques de piedras traídos desde la península de Istría (Croacia). Aun conservan residuos de arcilla procedente de los relieves donde fueron moldeados. El yeso La Creación del Mundo, en préstamo por la Gipsoteca canoviana de Possagno, es un molde copiado de la primera metopa del mausoleo, en sustitución del molde original perdido.
 
A continuación aparecen las fotos de esos siete bajorrelieves, acompañadas con un breve resumen de las notas de la exhibición y los versículos bíblicos sobre los que se basan. Pensándolo bien la globalización tiene también otras ventajas, esta vez no tuve que cruzar el charco oceánico.

La Creación del Mundo 
En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. [Génesis 1:1]
El primero de los bajorrelieves de la serie en correspondencia con la oración que da inicio al libro Génesis, el primero de la Biblia. Dios como creador del cielo, los mares y la Tierra (Canova destaca la península itálica y el mar Mediterráneo). Único y radiante entre los tres orbes, desplazándose armónicamente sobre las nubes, separando la luz de la oscuridad.

La Creación de Adán
Entonces dijo: “Ahora hagamos al hombre. Se parecerá a nosotros (…)”
Cuando Dios creó al hombre, lo creó parecido a Dios mismo (…) [Génesis 1:26-27]
Dios desde lo celestial crea al primer hombre del planeta, cuyos pies tocan firmemente la tierra. Su fisionomía y gestualidad reflejan las de su creador: el rostro, la barba, el cabello, incluso la posición de las manos de Adán imitan a la del Señor de los Cielos. Canova demuestra su habilidad en destacar las perfectas líneas del desnudo.

Caín y Abel
Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. [Génesis 4:8]
Mi preferida: drama, acción, tragedia. Todo un instante coreográfico de una puesta en escena. Las líneas corporales de los hermanos y la vehemencia de su gestualidad ante la violencia se replican formal y metafóricamente en las llamas de fuego que consumen la ofrenda animal de Abel.

El Sacrificio de Isaac
(…) Dios puso a prueba la fe de Abraham (…) Y Dios le dijo:
-Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y (…) ofrécelo en holocausto sobre el cerro (…) [Génesis 22:1-2]
Abraham construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña; pero en el momento de tomar el cuchillo para sacrificar a su hijo, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo:
-¡Abraham! ¡Abraham! (…)
-No le hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.
Abraham  se fijó, y vio un carnero (…); entonces fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. [Génesis 22:9-13]
Este molde resume perfectamente las palabras bíblicas, es como otra representación teatral con muy escasos elementos escenográficos y donde toda la intensidad del discurso recae en la intervención divina. Canova se las ingenia para que la lectura comience en el extremo superior izquierdo de la metopa. Solo un sublime llamado celestial es capaz de poner a salvo al ingenuo Isaac, mientras que un cordero entra al stage para ocupar su lugar como ofrenda de fe. Canova se refugia e inspira aquí en sus predecesores renacentistas Ghiberti y Brunelleschi que usaron el mismo tema en un concurso por decorar las puertas del Baptisterio en la Florencia del Quattrocento.

La Anunciación
(…) Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una mujer virgen llamada María, que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró al lugar donde ella estaba y le dijo:
-¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo. Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres. [San Lucas 1:26-28]
 -Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. [San Lucas 1:31]
María preguntó al ángel:
-¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
El ángel contestó:
-El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo descansará sobre ti como una nube. Por eso el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. [San Lucas 1:34-35]
Mensaje simple y directo el de este rectángulo de la serie, los personajes del ángel Gabriel y la Virgen María están visiblemente separados por una nada de paz y solemnidad, solo interrumpida en la porción superior por los símbolos de la pureza y el Espíritu Santo, una nada que se llena con el milagro de la concepción de Cristo. La postura de aceptación de María, su expresión serena, los ropajes con suaves ondulaciones así como los rasgos del ángel me recuerda al impresionante conjunto escultórico del monumento fúnebre a María Cristina de Austria, en Viena. Concepción y muerte, dos actos ceremoniales de obediencia matizados por el misterio de la eternidad.

La Visitación
(…) María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le movió en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo:
- ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! [San Lucas 1:39-42]
Este es el más sencillo de los recuadros: Entrando por la izquierda, María saluda a su anciana prima Isabel. Aunque presuntamente estéril, Isabel también está embarazada gracias al milagro de la concepción, llevando en su vientre a Juan Bautista. Canova soluciona con solo dos escalones la distribución espacial de la escena para sugerir que la casa de Isabel se ubica en un plano superior, y todo el encuentro tiene lugar dentro de un simple triángulo imaginario. Un arreglo similar se aprecia en el fresco de Ghirlandaio –“Visita di Maria a santa Elisabetta”- en la Cappella Maggiore de la Basílica de Santa Maria Novella en Florencia.

Presentación de Jesús en el Templo
Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse según las ceremonias de la ley de Moisés, llevaron el niño a Jerusalén para presentárselo al Señor. [San Lucas 2:22]
Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio (…) un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo, que adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba en Simeón, y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías (…) Simeón fue al templo (…) lo tomó en los brazos y alabó a Dios, diciendo:
“Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz (…)”
 [San Lucas 2:24-29]*
Aquí se incorpora el momento en que el viejo sacerdote reverencia al infante Jesús para así recibir al Salvador. ¿Por qué Canova escogió este pasaje bíblico, el único donde aparece la figura de Cristo y no una Natividad por ejemplo? No lo sé, pero sintiéndose enfermo y cansado quizás se haya autorretratado en la figura de Simeón para pagar su promesa y alcanzar la inmortalidad.

Canova murió en octubre de 1822, pocos meses después de viajar a Possagno tras supervisar el progreso de las obras del templo.

* Todas las citas bíblicas fueron extraídas de: Dios habla hoy. La Biblia con Deuterocanónicos. Versión Popular – Segunda Edición. 1987. Sociedades Bíblicas Unidas. México, D.F.

 Photos and collages by José Soriano