'Adoration of the Shepherds'.1650-55. MURILLO, Bartolomé Esteban. Museo del Prado. Madrid |
Una de las carpetas digitales que
enriquezco cada vez que puedo se titula Nativity by Masters, para muchos un
file más dentro de My Pictures, para mí una colección especial de fotografías:
en ella aparecen las más disímiles versiones del pesebre que acomoda al niño Jesús.
Reordenando mis neuronas, recuerdo cuando
aproximándose la fecha de estas fiestas me dirigí a la sede de la UNICEF en La
Habana para adquirir tarjetas postales. Se decía entonces –como pude comprobar después-
que el recaudo por concepto de las ventas se destinaba a ayudar a niños necesitados.
Con esa idea filantrópica en mente hice una infinita cola (fila, queue) para al
final encontrar que la variedad se había agotado y sólo me podían ofrecer
aquellas con imágenes religiosas congeladas por la historia del arte que ningún otro quería. No dudé en adquirirlas. En esos momentos de carencias no podía ni
imaginar que alguna vez tendría frente a mí a los originales conservados en los
museos más importantes del mundo.
Hoy, para ilustrar este post, he
seleccionado la Adoración de los Pastores del pintor español Murillo. Aquella pequeña postal
oscura que parcialmente iluminaba al niño, la disfruté muchos años después magnificada
a más de dos metros de largo, un verdadero juego de luz y sombra que me
invitaba a compartir la intimidad del paupérrimo sitio donde naciera Jesús, quizás
sentirme tan cerca de esta escena, dejó en mi la huella de preferir en el
futuro, sentimentalmente hablando, las versiones de los pastores descalzos y
con plantas sucias que la de los reyes con suntuosos regalos y ropajes. Así es
como veo la Navidad, la fiesta de cumpleaños del hombre simple que en la tierra
quiso una humanidad mejor.
Photo by José Soriano