Sunday, December 23, 2012

Una Natividad Ausente



Nativity. Caravaggio. 1609.
Formerly in Oratorio di San Lorenzo

El inmenso óleo Natividad con San Francisco y San Lorenzo (1609) fue uno de los últimos trabajos del maestro milanés del tenebrismo, Michelangelo Merisi da Caravaggio. El mismo le fue comisionado en Palermo (Sicilia) para el altar del Oratorio de San Lorenzo y allí estuvo colgado durante 360 años. Hoy una copia digital ocupa el espacio del original que en octubre de 1969 fue robado y que después de cuatro décadas de investigaciones no ha aparecido, se especula que fue completamente destruido, fatídico destino que ejemplifica ese binomio de la vida del autor y su obra. En ella, un perseguido y cansado Caravaggio nos brinda una representación poco usual del nacimiento del Mesías, a quien coloca desnudo en un plano más inferior y terrenal, no es la colorida postal que esperaríamos en Navidad con el niño en el pesebre, Cristo está entre las sombras del suelo, rodeado por la bestia y otras seis figuras que concatenadas gestualmente invitan a la meditación. Pudiera pensarse ante un primer atisbo que se tratara de una Adoración de los Pastores, pero no, Caravaggio cumplía con el pedido y allí pintó a destiempo a San Lorenzo a la izquierda y a San Francisco a la derecha. La madre que por su vestimenta y postura parece más una pobre aldeana que una Virgen, esconde un silente dolor en su exhausta expresión. El Ángel aclara que el lugar del recién nacido está en el cielo, al lado del verdadero Padre, porque el otro, el padrastro José, pudiera disputarse entre cualquiera de las dos figuras restantes: la que nos da la espalda o la que  pareciera conversar con él. Caravaggio duda de la Redención y su triste realidad matizada por escándalos, peleas y duelos, heridas, enfermedades y muerte, persecución, prisión y exilio, lo llevaron a considerar el futuro como incierto.

Esta pieza está entre las obras de arte más buscadas por el FBI y no forma parte de las imágenes que incrementan los bytes de mi carpeta navideña; sin embargo reparé en ella en estos días de diciembre en que un aplanamiento afectivo moldea mis emociones. Parece ser que sí superamos “el fin de los tiempos” pronosticado por los mayas cuando con más penas que glorias, sobrevivimos a este último solsticio de invierno; pero ante tanto desaliento noticioso y estadísticas globales espeluznantes, como Caravaggio, dudo del advenimiento de un mundo mejor. Pido al niño Jesús y a los Reyes Magos, que así como este artista del barroco italiano sacó luz de sus tribulados pensamientos y la deslizó en la oscuridad de su pintura iluminándola para siempre, me dé el juicio necesario para continuar marchando con sano equilibrio por este tortuoso camino que se llama siglo XXI, para con júbilo conversar y estar físicamente presente entre familiares y amigos, y para también reír hacia dentro de mi alma, sin tener que poner mis ojos en los mensajes de textos ni en los likes de las páginas sociales.

Photo taken from Internet

Sunday, December 9, 2012

Entre artistas y artesanos


You Will Not Escape From The Art Sector.
 Steven Guermeur. 2012. SCOPE Miami
“The ARTS are essential to the health and vitality of society. It characterizes humanity and places our current mark in history. It is through art that we’ve learned about our past and how we will be perceived by future generations” –AroundTown Magazine, Dec/Jan 2013

Llega diciembre y Miami se abre al arte contemporáneo. Artistas (y artesanos) de todo el mundo luchan una plaza en cualquiera de los booths que se levantan con cada edición de Art Basel y sus ferias satélites. La industria del arte –a pesar del cataclismo económico universal que se nos avecina (si ya no aquí)- sigue siendo muy lucrativa, mientras el clima y desenfado miamense crean el setting perfecto para estos eventos; hasta el mismísimo da Vinci y su ‘partner’ Melzi hubieran compartido una lujosísima habitación en Miami Beach dejando atrás su fría mansión de Amboise, cuando de vender se trata.
ONA ISLAM.
RYCA. 2012. SCOPE Miami
Old Futura. 2012 (Serie)
KWAK, Seung-Yong. Art Asia
En esta ocasión escogí SCOPE Miami (un monumental pabellón de 100,000 pies cuadrados), Art Asia Miami, OVERTURE Contemporary Art Fair, Artexpo Miami y de nuevo al gigante Art Miami entre las 20 ferias de arte que desfilaron por la ciudad.
Charles Darwin & Marilyn Monroe. Alexi Torres
Evan Lurie Gallery. SCOPE Miami 2012
La vida me ha dado la magnífica oportunidad de visitar importantes museos de arte en el mundo, y a pesar de que formas y colores pueden combinarse en infinitos medios y seguir una estética y apreciación particular, ya pocas cosas me impresionan, amén de la saturación visual que se produce después de degustar lo presentado por varios galeristas en serie (dicho en un largo plural). Al final siempre nos quedan los clásicos.
The Cardsharps. C215 (Street Artist)

The Crucifixion of St. Peter.
Christian Guémy (C215). White Walls SF.
SCOPE Miami 2012
Hay una línea fina entre un artista plástico y un artesano, que los propios autores cruzan una y otra vez en una lucha por la supervivencia. Ambos crean belleza y la comercializan, pero el primero debe de expresar a través de su técnica un sentimiento, una historia con la cual ‘enganchar’ a aquellos que no lo somos y eso es algo muy espiritual que va más allá que la habilidad manual de crear un artículo de función únicamente decorativa. Por esa línea interrupta caminé durante estas jornadas. Aquí dejo una muestra de lo que pudo captar mi cámara: ¿Arte o artesanía? Clasifique usted.


L'ORIGINE DU MONDE vs COURBET.
Alex Guofeng Cao. 2011. SCOPE Miami
Hipster in Stone VI - The Barberini Faun.
 Léo Caillard. 2012. SCOPE Miami

Made in China. Greg Smith. Exhibit A.
OVERTURE Contemporary Art Fair. 2012

The Words. YOO, Sun-Tai. 2012
Galerie GAIA. Art Asia

Coloring Book. Steven Guermeur.
SCOPE Miami 2012

Battle Stations. Jorge Santos.
Evan Lurie Gallery. SCOPE Miami 2012

Por su parte, mi primo Damián hizo de las suyas llamando la atención con el rojo de su T-shirt y la imagen del 'restaurado' EcCHE Homo, sin imaginar que tal irreverencia devendría en complemento perfecto para los trabajos de Andrew Moore, fotógrafo norteamericano que por más de una década ha estado 're-descubriendo' la realidad cubana a través de su lente.

Mirador, Gibara. Andrew Moore. 2008
Jackson Fine Art. Art Miami

Y cuando estuve a punto de escapar -insatisfecho- de esta estampida plástica tan comercial y muchas veces mediocre, avizoré varias piezas del maestro Wifredo Lam. Justo allí, retrocediendo al Modernismo de nuestra vanguardia, quedé atrapado.

Untitled. Wifredo Lam.
Leon Tovar Gallery. Art Miami 2012

Photos by José Soriano

Sunday, October 28, 2012

Sin-Cuenta Atrás: Fin de la Crisis

Autumn Bonsai Exhibit: Beautiful Transitions
U.S. National Arboretum.
Adoro el otoño y sus colores quizás por ser la estación del año en que vi la luz por vez primera y me arrulló su brisa agradable. Necesitaba escaparme más allá de la gama de verdes que me rodea y sin pensarlo dos veces me hice de boletos hacia Washington, D.C. Dos horas después ya estaba rodeado de  rojos, amarillos y naranjas y una lluvia perenne de hojarasca que salpicaba jardines, monumentos e instituciones estatales.
U.S. National Arboretum. Washington, DC
Me disponía a cruzar Constitution Avenue para repasar algunas obras plásticas en el National Gallery of Art, cuando reparé en unas enormes banderolas entre las bellas columnas corintias de los Archivos Nacionales  que me hicieron cambiar el rumbo. En ellas podía leerse: “To the Brink: JFK and the Cuban Missile Crisis”. Creo que es la primera vez que un tema ‘político’ me roba el poco tiempo que puedo destinar al arte y no me arrepiento, toda historia.
The National Archives. Washington, DC

Cinco décadas de vida cumpliré próximamente que coinciden temporalmente con la exhibición anunciada a grandes letras: Crisis de octubre para los cubanos, Crisis de los misiles cubanos para los norteamericanos o Crisis del Caribe para los soviéticos, las tres partes involucradas en un conflicto internacional que hace cincuenta años llevó al mundo a tambalearse en el borde de un cataclismo termonuclear.
Las condiciones históricas y los detalles de los 13 días del otoño de mayor tensión entre las superpotencias del mundo moderno del pasado siglo están adjuntos en un video muy educativo que encontré después; pero ‘in situ’ mi piel se hacía de gallina en la medida que leía las transcripciones y oía las cintas (ahora digitalizadas y desclasificadas) que secretamente se grabaron en la Casa Blanca durante las reuniones del Presidente con el Ex Comm para decidir cómo proceder frente a la provocación de la URSS instalando misiles nucleares a 90 millas de sus narices, capaces de alcanzar las principales ciudades estadunidenses en menos de 5 minutos. Bajo tremenda presión J. F. Kennedy -con disciplina y delicadeza- condujo las negociaciones, insistía  en que los misiles tenían que ser removidos al tiempo que un impulsivo Khrushchev se negaba. Un avión americano U-2 fue derribado en tierras cubanas por personal soviético (pero bajo las órdenes de Fidel Castro). El Presidente se opuso a responder usando la fuerza y cedió al chantaje público del Premier soviético (a cambio de que Cuba nunca fuera invadida –el fatalismo geográfico insular ya estaba echado-) y al chantaje secreto de remover posteriormente los misiles Júpiter de Turquía. Nikita Khrushchev súbitamente anunció el  desmantelamiento de los misiles cubanos a través de la radio moscovita en octubre 28 (día considerado como el último de la crisis). Cuba no fue consultada y al sátrapa le dió la ‘pataleta’ por haber sido multiplicado por cero en la negociación  (es de destacar que dos días antes, Castro, en una carta incitaba al mandatario soviético a ‘tirar la primera piedra’ –nuclear- a EU. Posteriormente donde escribió digo reacotó Diego).
John F. Kennedy, 35th President
Elaine de Kooning, 1963
National Portrait Gallery
Cuando salí de la Lawrence F. O’Brien Gallery, después de actualizarme con todo aquello, ver artefactos, manuscritos, fotos, documentos top-secret ahora públicos, la propia pluma con que Kennedy firmara  la Proclamación de Cuarentena Naval (que no bloqueo) estaba más helado que la propia Guerra Fría que caracterizó la época. Solo pensaba que pude no haber completado mi término intrauterino, que mi posición encorvada, con los brazos cubriéndome la cara y las rodillas replegadas sobre mi vientre, era  ilusamente mi respuesta de protección dentro del bunker materno ante aquellas noxas externas y la violación de mi derecho de nacer. ¡Cuan azarosa es la vida!, ¡qué casual llega a ser un nacimiento! ¿Cómo se puede sortear la muerte por la Patria o por una palabra llamada Socialismo? ¿Cómo a un loco -que según el perfil psiquiátrico ofrecido por la CIA no lo era- le importara un bledo que su gente, sus ancianos y sus niños serían los primeros en pulverizarse…? Creo que la solución pacífica de la crisis fue uno de los logros más grandes de la administración del Presidente Kennedy, aunque en genuflexión supo salvar a la humanidad.
Lo que vino después es más conocido: Las bases nucleares fueron desmanteladas bajo supervisión internacional, se firmó un tratado para poner fin a la carrera armamentista y la producción de armas nucleares, y el gobierno cubano empezó a cacarear sus Cinco Puntos.  No sé si felizmente, pero nací pocos días después aun rodeado por buques navales americanos, mi ablactación incluyó compotas Gerber (de las intercambiadas por los prisioneros de la Bahía de Cochinos) y crecí bajo la amenza psicológica de un enemigo fantasma que atacaría en cualquier momento y por cualquier rincón, con el miedo de no llegar a los 16 años y tener que marchar a un campo de entrenamiento militar o ser seleccionado para cavar trincheras o perforar refugios “on that imprisoned island” como la llamara el Presidente en su locución hacia el pueblo americano aquel 22 de octubre de 1962.
Pero en los recintos de los Archivos Nacionales experimenté también satisfacciones: Tuve frente a mí una de las cuatro copias originales de la Carta Magna, documento en latín fechado en el 1297, un ícono de la democracia (ya había visto otra de estas primeras copias en la Catedral de Salisbury, en UK) y en su rotonda, los grandes pliegos de papel que con caligrafía atenuada por el tiempo, conforman las Cartas de la Libertad: La Declaración de Independencia Americana (1776), La Constitución de los EUA (1787), y La Carta de Derechos (The Bill of Rights, 1791). Es importante de vez en cuando entrar en ‘shock’ con la Historia, y esta oportunidad de acceder libremente a la información nacional fue ‘priceless’.
La Democracia de esta gran nación empieza en esta monumental estructura: en sus Archivos Nacionales, y Ud. la puede hacer valer en sus urnas.
Photos by José Soriano

Sunday, September 30, 2012

Abanicos Pintados Refrescan el Otoño de Miami

Hijos de la tierra. Elsa Mora. 2012. Miami
Oriente primero y Occidente después popularizaron el uso de los abanicos de mano; decorarlos por afamados artistas se remonta a casi cinco siglos atrás. Reyes y aristócratas, peninsulares e isleños hicieron del abanico de mano un objeto inseparable del ajuar femenino (que no conocía de diferencias de género en sus inicios) y el instrumento de un ‘segundo’ sistema de señales.

Pero Gustavo Orta, curador de la exhibición Abanicos Para Siempre (Fans Forever), ha querido rememorar con el apoyo del Miami Dade College (MDC), artistas y coleccionistas, no al abanico por su valor de uso -perdido en ámbitos refrigerados y en la inmediatez apocopada de un mensaje de texto- sino en un gesto filantrópico que tuvo lugar en la década del cuarenta habanero, donde reconocidos artistas plásticos cubanos donaron abanicos decorados con su impronta para la restauración de la Iglesia Parroquial de Santa María del Rosario, ubicada en el Cotorro.

Wifredo Lam. Década del 40
(Detalle: rostro de Helena Holzer, su esposa)
En el MDC Museum of Art + Design, con sede en el Freedom Tower, ícono del downtown miamense, y no por siempre sino sólo hasta el 2 de noviembre, podrá disfrutarse de la plástica de 48 artistas cubanos: de los que participaron en el evento original del Lyceum Lawn Tennis Club de La Habana capitalista, de los que vinieron después, de los que ya no están entre nosotros, de los jóvenes nuevos y de los más ‘usados’, de los que se quedaron y de los de la diáspora, de los que van y vienen, en fin una lista generacional incompleta de pintores y abanicos que nos refrescan los ojos y airean el alma.
Mariano Rodríguez. Década del 40.  


Cundo Bermúdez. 1943.
Y todo comenzó así. Tony López. Miami
(Una de sus últimas composiciones)
Gina Pellón. París
Mariposas en Flor. Mysora García. Miami
Cesar Santos. New York.
(La única pieza expuesta que combina dos abanicos)
Sólo me quedan dos preguntas para moldear esta otra arista de intercambio cultural: a excepción de las obras prestadas por coleccionistas, los ilustrados abanicos que fueron comisionados para esta exhibición, ¿se subastarán o pondrán a la venta? y de ser así, ¿a nombre de qué organización benéfica? Es de destacar que la exposición es gratuita y su catálogo, de excelente calidad, se puede adquirir a un módico precio. Un último tip, si encuentra la inmensa puerta de madera de la torre cerrada, no se amilane, acumule un poco de fuerzas y empújela, más allá de los abanicos de mano exhibidos en el segundo piso sin promoción en las banderolas de la fachada, los custodios no desean que su frío aire se les escape. Las temperaturas siguen siendo veraniegas en Miami.
Frente a un Portocarrero y tres Marianos. Fans Forever
Photos by José Soriano

Monday, July 30, 2012

La Gran Obsesión de Adriano


Antínoo (detalle). Escultura en mármol de Paros.
 130-138 d.C.
 Museo Arqueológico de Delfos.
Photo by José Soriano
Continúo con lo que es ya una triada de turismo erótico. Honorando a Freud y auto-psicoanalizándome, comprendo que estoy atravesando -todavía- la fase genital (que no fálica) de mi desarrollo psicosexual. Y es que después de regresar de Italia, vuelven a mi mente los temas sexuales del mundo antiguo, esta vez el amor desmesurado de Adriano por su esclavo Antínoo.
Estatua del Emperador Adriano.
Photo by Lino Lara
Adriano fue uno de los cinco emperadores ‘buenos’ de Roma, asumió el poder con un poco más de 40 años, consolidó las fronteras de su imperio, fue un militar bravo, fuerte y severo, pero también fue un gran pensador, un hombre tierno, sensible, de gustos refinados, poeta y arquitecto, un especial admirador de la cultura griega, viajero por excelencia y ‘reservado’, prefería vivir retirado en un lugar más ‘íntimo’ donde sortear la problemática imperial que en el concurrido palacio de la colina palatina; así que ordenó construir un complejo residencial diseñado en parte por él mismo e inspirado en sus numerosos viajes. Allí reprodujo estructuras que le impresionaron mientras recorría su vasto imperio -al menos las copiaba y no las robaba de sus sitios originales-, también era coleccionista y amante de lo bello, el resultado fue la ecléctica y suntuosa Villa Adriana, una amalgama arquitectónica construida con métodos muy romanos y adaptada a la belleza natural del terreno tiburtino.

Villa Adriana. Segmento del Canope. Tívoli.
Photo by José Soriano
La visité recientemente, allí me enteré que justo debajo de mis pies existía todo una red de corredores subterráneos por donde se desplazaba la servidumbre en sus faenas cotidianas de forma tal que no interfirieran con los eventos que se sucedían en la vida de la élite de superficie, idea que los parques temáticos de Disney World han sabido reproducir muy bien. Pero poco queda de la riqueza de antaño,  después del declive del Imperio Romano, la villa pasó al olvido y fue sistemáticamente saqueada, empezando por el hijo de Lucrezia Borgia, el cardenal Ippolito d’Este, quien tomaría gran parte de los mármoles y la estatuaria para decorar su propia villa en Tívoli (Villa d’Este). Hoy el acervo artístico de la Villa Adriana se halla diseminado entre colecciones privadas e importantes museos del mundo.

Frente a la entrada de la Villa Adriana
Photo by José Soriano. 2012
No es mucho lo que se expone en su Antiquarium, situado a pocos pasos del Canope, quizás el sitio más distinguido con que se recuerda la villa, pero tuve la suerte de disfrutar de la exhibición Antinoo, Il Fascino Della Bellezza, título que trae –sólo por unos meses- alrededor de cincuenta piezas (entre esculturas, relieves, monedas y gemas) al lugar del cual nunca debieron salir. Todo un viaje al arte, la historia y la beldad, un viaje que irremediablemente me llevó, una vez en América, a repasar las 'Memorias de Adriano'1.
La muestra se divide en cuatro secciones que cuentan la historia de Antínoo, el esclavo favorito del emperador.
La primera reúne algunos retratos de Adriano y Antínoo, bustos ingeniosamente colocados unos frente a otros como si sus miradas se cruzasen sugestivamente.

Antínoo Farnesio.
Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Photo by Lino Lara
“(…) los rostros que buscamos desesperadamente nos escapan (…) Aquel cuerpo delicado se modificó continuamente, a la manera de una planta, y algunas de sus alteraciones son imputables al tiempo. El niño cambiaba, crecía. Una semana de indolencia bastaba para ablandarlo; una tarde de caza le devolvía la firmeza, su atlética rapidez. Una hora de sol lo hacía pasar del color del jazmín al de la miel. Las piernas algo pesadas del potrillo se alargaron; la mejilla perdió su delicada redondez infantil, ahondándose un poco bajo el pómulo saliente; el tórax henchido de aire del joven corredor asumió  las curvas lisas y pulidas de una garganta de bacante. El mohín petulante de los labios se cargó de una ardiente amargura, de una triste saciedad. Sí, aquel rostro cambiaba como si yo lo esculpiera día y noche.”

Parece ser que la relación se inicia en el año 123 d.C. cuando el emperador romano pasó por Bitinia (hoy parte de Turquía) en unos de sus viajes. Antínoo tendría entonces 12 ó 13 años.

Busto de Antínoo. 130-138 d.C.
Museos Vaticanos (Sala dei Busti)
 Photo by José Soriano
“(…) Aquella noche se leía una obra (…) de Licofrón (…) Algo apartado, un muchacho escuchaba las difíciles estrofas con una atención a la vez ausente y pensativa (…) No había traído ni tabletas ni estilo. (…) Hice que se quedara cuando se marcharon los demás. Era poco instruido, lleno de ignorancias, reflexivo y crédulo (…) logré hacerlo hablar de su casa familiar, (…) aquella voz algo velada pronunciaba el griego con acento asiático. De pronto, sabiéndose escuchado o quizá contemplado, se turbó, enrojeciendo, y recayó en uno de esos obstinados silencios a los que acabé por habituarme. Así habría de nacer una intimidad. A partir de entonces me acompañó en todos mis viajes, y comenzaron algunos años fabulosos (…)”

Y la bella ‘mosquita muerta’ se dejó llevar por el encanto de su hermosura, al fin y al cabo en la época no eran infrecuentes las relaciones homosexuales entre hombres maduros y pre-púberes o adolescentes.  Aunque no se sabe con certeza cómo y en qué condición abandonó su tierra natal, dos años después Antínoo ya estaba instalado en la capital del imperio romano recibiendo una esmerada educación, los cuidados directos del emperador, reciprocando amor y compartiendo la pasión por la caza con su amo.

Tondo con escena de caza.
Photo by Lino Lara
“(…) Su presencia era extraordinariamente silenciosa; me siguió en la vida como un animal o como un genio familiar. De un cachorro tenía la infinita capacidad para la alegría y la indolencia, así como el salvajismo y la confianza. Aquel hermoso lebrel ávido de caricias y de órdenes se tendió sobre mi vida. (…) Sólo una vez he sido amo absoluto; y lo fui de un solo ser.”

En la muestra se encuentra un bello bajorrelieve que reproduce uno de los tondos presentes en el Arco de Constantino en Roma (de hecho Constantino lo reusó de la época Adriana) donde se describe una escena de caza en la que los amantes arremeten contra un jabalí, pasaje que humorísticamente Reinaldo Arenas2 tomó prestado en letras y puso en boca de Lezama Lima, escritor cubano de conocido gusto helénico.

La segunda sección se centra en la deificación del joven bitinio después de su muerte, quien se nos presenta como Apolo, Dionisos o incluso como un sacerdote de Atis.
Busto de Antínoo. 130-140 d.C.
The British Museum.

Photo by José Soriano
Sólo siete años duró el entusiasmo carnal, en el 130 d.C. después de una larga estancia en Alejandría, el emperador Adriano y la emperatriz Sabina (su consorte) embarcaron en un viaje por el Nilo escoltado por su sirviente preferido y la corte imperial. La suerte estaba echada quizás por el oráculo: Antínoo fue encontrado sin vida en las aguas del Nilo. Desde entonces su muerte ha permanecido rodeada de misterio: accidente, complot o asesinato, sacrificio, suicidio o auto inmolación. Muchos fueron los rumores maliciosos que pronto se expandieron por el imperio. Adriano quedó devastado, profundamente afectado por el dolor de la pérdida ordenó deificar a Antínoo. Templos y ciudades se fundaron en su honor y la bella imagen del joven amado se esculpió en mármoles  y apareció en monedas.

“(…) Bajé los resbaladizos peldaños: estaba tendido en el fondo, envuelto ya por el lodo del río (…) conseguí levantar su cuerpo, que de pronto pesaba como de piedra (…) Hermógenes no pudo sino  comprobar la muerte. Aquel cuerpo tan dócil se negaba a dejarse calentar, a revivir. Lo transportamos a bordo. Todo se me venía abajo; todo pareció apagarse. Derrumbarse el Zeus Olímpico, el Amo del Todo, el Salvador del Mundo, y sólo quedó un hombre de cabellos grises sollozando en el puente de una barca.”
“(…) marqué en la arena el lugar del arco de triunfo y el de la tumba. Antínoo iba a nacer, era ya una victoria contra la muerte imponer a aquella tierra siniestra una ciudad enteramente griega (…) Me parecía imposible abandonar aquel cuerpo en suelo extranjero (…), ordené en Roma un monumento a orillas del Tíber, junto a mi tumba (…)”

La tercera sección trata del Antinoeion, descubierto en 2002, la tumba-templo que Adriano hiciera construir en memoria de Antínoo en la propia villa divinizándolo como Osiris, quien según el mito renace de las aguas del Nilo. De este complejo procede el obelisco romano que hoy se encuentra en el monte Pincio, el cual tiene inscripto un jeroglífico que dice ‘Antínoo descansa en esta tumba localizada en el jardín, propiedad del Príncipe de Roma’.

“(…) Los ritos de sacrificio que Antínoo había elegido para rodear su muerte nos mostraban el camino a seguir; no por nada la hora y el día de aquel final coincidían con el momento en que Osiris baja a la tumba (…)”
“(…) pensé también en los oratorios egipcios que por capricho había hecho erigir en la Villa, y que de pronto se mostraban trágicamente útiles (…)”
[Cuando este clásico moderno fue publicado aun no se conocía la existencia del Antinoeion, sin embargo se sugiere la presencia de una tumba en la Villa Adriana.]

La última sección se centra en el destino y suerte de Antínoo a través del tiempo. La respuesta obcecada del emperador por perpetuar la belleza de su siervo más fiel llega hoy hasta nosotros. Las cinceladas en piedra o en mármol pentélico son la huella indeleble de un amor que ha trascendido ya diecinueve siglos.

“(…) En las horas de insomnio andaba por los corredores de la Villa, errando de sala en sala, (…) y me detenía ante las efigies del muerto. Cada habitación tenía la suya, así como cada pórtico. Con la mano protegía la llama de mi lámpara, mientras rozaba con un dedo aquel pecho de piedra. Las confrontaciones complicaban la tarea de la memoria; desechaba (…) la blancura del mármol (…), remontando lo mejor posible de los contornos inmovilizados a la forma viviente, de la piedra dura a la carne (…)”

La muestra que se exhibe en la Villa Adriana es el mejor ejemplo de esta gran obsesión y sólo podrá visitarse hasta el 4 de noviembre, la dirección de la villa no es casual: Largo Marguerite Yourcenar, 1. 00010. Tívoli. Italia. La autora también merecía que su inmenso y estudiado trabajo en recrear un Adriano de carne y hueso se inmortalizara al pasar de los años.

______________________
1 Marguerite Yourcenar. Memorias de Adriano, 1951. Traducción de Julio Cortázar. Duodécima reimpresión, 1984. Narrativas/Edhasa.
2 Reinaldo Arenas. Antes que Anochezca, 1992. 9.a edición, 2001. Páginas 110-111. TusQuets Editores.

Tuesday, July 17, 2012

Amantes a la antigua



Tumba del Saltador: Pared norte (detalle del fresco)
Photo by José Soriano
No me gusta conducir. Centrar la atención en el timón y hacerlo a la defensiva, me desgasta y me impide disfrutar del paisaje; así que decidí tomar el transporte público en el pueblo de Amalfi con dirección al sur. Destino final: Paestum, para el cual tuve que abordar otro autobús en la ciudad de Salerno1. Aclaro que este segundo segmento del viaje es largo y aburrido, a través de urbanizaciones nada atractivas, por lo que empleé ese tiempo en leer e informarme sobre la historia de ese asentamiento de la Magna Grecia originalmente llamado Poseidonia.
Templo de Atenea, conocido como 'Templo de Ceres', circa 510 a.C.
Debo confesar que la majestuosidad de sus templos dóricos, bellísimos por cierto, no fue lo que más me impresionó de esta visita, sino el ‘hallazgo’, en su museo arqueológico, de los simbólicos frescos de la Tomba del Tuffatore (Tumba del Zambullidor en castellano, o del Saltador como a mí me gustaría llamarle), la única tumba griega que se conoce hasta hoy decorada con figuras humanas, toda una colorida metáfora del viaje al más allá a través de los placeres de la vida.
Tumba del Saltador. Distribución original de las
paredes, c. 480 a.C.
Las paredes interiores de la tumba describen un symposium, una festividad donde el alcohol jugaba un papel fundamental a la hora de tratar los temas del banquete; al menos pude enumerar diez figuras masculinas semidesnudas en los laterales largos y dos jóvenes completamente desnudos en los lados cortos. Se imaginarán el desenfreno que se formó en mi cabeza: bebida, comida, plática, flirteo, juego, música, danza, erotismo, sexo… como diría el estribillo de una canción popular en mi país ‘todo el mundo con la lengua afuera’, aunque prefiero adjuntar la descripción de una catedrática que participó en un encuentro donde se analizaba la problemática de la literatura de viajeros, en la Universidad de Rosario (Argentina). Las ilustraré con mis propias fotografías.
Tumba del Saltador: Fresco de la pared corta este.
“(…) los comensales disfrutan de las delicias y entretenimientos que ofrece la reunión. Un efebo desnudo ha vertido ya el vino de la crátera en su jarro y se apresta a servirlo a los asistentes. En los triclinios hay dos parejas homosexuales y un hombre solo, igual estructura compositiva tiene la losa opuesta. Las parejas representadas cumplen una de las pautas fundamentales de la relación homosexual en Grecia que tiene carácter educativo, social e iniciático. El jovencito era educado para su vida en comunidad, tanto en el aspecto sexual como en el guerrero o político por su amante y protector. Éste contribuía, por otra parte, en el ritual de pasaje a la vida adulta del efebo. La homosexualidad, en este sentido, constituía uno de los aspectos esenciales de la vida social griega y los juegos amorosos implícitos estaban incluidos en las costumbres de toda polis (…)
Tumba del Saltador: Fresco de la pared norte.
(Escena del symposium con los amantes y
un jugador de kottabos al centro).

Tumba del Saltador: Fresco de la pared sur.
(…) En el segundo triclinio el adulto está acompañado por su correspondiente enamorado quien sostiene una copa de modo particular; está jugando al kottabos, juego que combina la destreza y el erotismo. El participante demuestra su habilidad para lanzar el vino contenido en su copa hacia un blanco determinado mientras dedica el éxito a su amante. La música es un condimento esencial en el banquete; en esta ocasión vemos un barbiton, especie de lira en manos de los amantes, y una doble flauta (…)2.
Tumba del Saltador: Fresco de la pared corta oeste.
(Una flautista precede a un efebo danzador seguido
 por un pedagogo/filósofo apoyado en un bastón)
La escena recuerda el estilo etrusco y simboliza un
adiós a la vida.
A pesar del estilo artístico arcaico de estos frescos, clasificados así por la rigidez de sus figuras, yo observo un gran dinamismo en (y entre) ellas y no es la influencia moderna de la televisión 3D: fíjense en el intercambio intenso de miradas de los dos amantes reclinados, y en ese ademán de acercamiento,  a través de una caricia, en el cual sostiene la cabeza del joven imberbe, convenciéndolo delicadamente con un susurro sugestivo que casi puedo adivinar. ¡Con qué elegancia este artista anónimo ‘relata’ la amorosa conversación!, ¡cuánto erotismo emana esta pintura! Y qué decir de la mirada libidinosa de su vecino ‘emparejado’, deseando ávidamente la compañía del prójimo, pareciera estar diciendo algo con espíritu participativo.
Toda la escena es movimiento, como un gran brindis final a favor de la vida terrenal.
Tumba del Saltador: Tapa o losa de cierre
que ha dado nombre al famoso sepulcro.
Por otra parte la pintura interna de la tapa que da nombre a esta pieza funeraria, sella el mensaje filosófico de esta obra: un joven desnudo salta desde arriba, al espacio, para zambullirse entre las  aguas turbulentas que le acogerán, es el alma del difunto en su viaje al otro mundo, es el difícil salto purificador desde el mundo de los vivos hacia el mundo desconocido de los muertos para lograr la reencarnación eterna.

Falta por aclarar la identidad del difunto, se sabe que era del sexo masculino y se ha descartado la posibilidad de que fuese un atleta o un clavadista. Junto a la deteriorada osamenta se encontraron pocos objetos funerarios, entre ellos una lira similar a las pintadas en las paredes de su tumba por lo que se ha sugerido que el individuo del sepulcro fuera un músico como los participantes en las pinturas, que amenizaba las fiestas y no un personaje integrado en el cuerpo cívico de Poseidonia.

Lo cierto es que tanto en su vida como en su muerte estuvo rodeado de belleza con la convicción que formaba parte de un ciclo donde los ‘fluidos’ compartidos en el placer eran el punto de partida y de regreso, hasta que en 1968, su descubridor nos hiciera cómplice de la estética del viaje que todos hemos emprendido, este difícil camino que se llama existir.
Photos by José Soriano
_____________________
1 Tip: Ruta 34 de la compañía CSTP, en la Piazza Della Concordia.
2 Dukelsky, Cora. Imágenes de un viaje simbólico: La Tumba del Zambullidor. 2o Encuentro Anual “Las Metáforas del Viaje y sus Imágenes. La literatura de viajeros como Problemática”. Universidad de Rosario. Mayo 2005.