Tuesday, July 17, 2012

Amantes a la antigua



Tumba del Saltador: Pared norte (detalle del fresco)
Photo by José Soriano
No me gusta conducir. Centrar la atención en el timón y hacerlo a la defensiva, me desgasta y me impide disfrutar del paisaje; así que decidí tomar el transporte público en el pueblo de Amalfi con dirección al sur. Destino final: Paestum, para el cual tuve que abordar otro autobús en la ciudad de Salerno1. Aclaro que este segundo segmento del viaje es largo y aburrido, a través de urbanizaciones nada atractivas, por lo que empleé ese tiempo en leer e informarme sobre la historia de ese asentamiento de la Magna Grecia originalmente llamado Poseidonia.
Templo de Atenea, conocido como 'Templo de Ceres', circa 510 a.C.
Debo confesar que la majestuosidad de sus templos dóricos, bellísimos por cierto, no fue lo que más me impresionó de esta visita, sino el ‘hallazgo’, en su museo arqueológico, de los simbólicos frescos de la Tomba del Tuffatore (Tumba del Zambullidor en castellano, o del Saltador como a mí me gustaría llamarle), la única tumba griega que se conoce hasta hoy decorada con figuras humanas, toda una colorida metáfora del viaje al más allá a través de los placeres de la vida.
Tumba del Saltador. Distribución original de las
paredes, c. 480 a.C.
Las paredes interiores de la tumba describen un symposium, una festividad donde el alcohol jugaba un papel fundamental a la hora de tratar los temas del banquete; al menos pude enumerar diez figuras masculinas semidesnudas en los laterales largos y dos jóvenes completamente desnudos en los lados cortos. Se imaginarán el desenfreno que se formó en mi cabeza: bebida, comida, plática, flirteo, juego, música, danza, erotismo, sexo… como diría el estribillo de una canción popular en mi país ‘todo el mundo con la lengua afuera’, aunque prefiero adjuntar la descripción de una catedrática que participó en un encuentro donde se analizaba la problemática de la literatura de viajeros, en la Universidad de Rosario (Argentina). Las ilustraré con mis propias fotografías.
Tumba del Saltador: Fresco de la pared corta este.
“(…) los comensales disfrutan de las delicias y entretenimientos que ofrece la reunión. Un efebo desnudo ha vertido ya el vino de la crátera en su jarro y se apresta a servirlo a los asistentes. En los triclinios hay dos parejas homosexuales y un hombre solo, igual estructura compositiva tiene la losa opuesta. Las parejas representadas cumplen una de las pautas fundamentales de la relación homosexual en Grecia que tiene carácter educativo, social e iniciático. El jovencito era educado para su vida en comunidad, tanto en el aspecto sexual como en el guerrero o político por su amante y protector. Éste contribuía, por otra parte, en el ritual de pasaje a la vida adulta del efebo. La homosexualidad, en este sentido, constituía uno de los aspectos esenciales de la vida social griega y los juegos amorosos implícitos estaban incluidos en las costumbres de toda polis (…)
Tumba del Saltador: Fresco de la pared norte.
(Escena del symposium con los amantes y
un jugador de kottabos al centro).

Tumba del Saltador: Fresco de la pared sur.
(…) En el segundo triclinio el adulto está acompañado por su correspondiente enamorado quien sostiene una copa de modo particular; está jugando al kottabos, juego que combina la destreza y el erotismo. El participante demuestra su habilidad para lanzar el vino contenido en su copa hacia un blanco determinado mientras dedica el éxito a su amante. La música es un condimento esencial en el banquete; en esta ocasión vemos un barbiton, especie de lira en manos de los amantes, y una doble flauta (…)2.
Tumba del Saltador: Fresco de la pared corta oeste.
(Una flautista precede a un efebo danzador seguido
 por un pedagogo/filósofo apoyado en un bastón)
La escena recuerda el estilo etrusco y simboliza un
adiós a la vida.
A pesar del estilo artístico arcaico de estos frescos, clasificados así por la rigidez de sus figuras, yo observo un gran dinamismo en (y entre) ellas y no es la influencia moderna de la televisión 3D: fíjense en el intercambio intenso de miradas de los dos amantes reclinados, y en ese ademán de acercamiento,  a través de una caricia, en el cual sostiene la cabeza del joven imberbe, convenciéndolo delicadamente con un susurro sugestivo que casi puedo adivinar. ¡Con qué elegancia este artista anónimo ‘relata’ la amorosa conversación!, ¡cuánto erotismo emana esta pintura! Y qué decir de la mirada libidinosa de su vecino ‘emparejado’, deseando ávidamente la compañía del prójimo, pareciera estar diciendo algo con espíritu participativo.
Toda la escena es movimiento, como un gran brindis final a favor de la vida terrenal.
Tumba del Saltador: Tapa o losa de cierre
que ha dado nombre al famoso sepulcro.
Por otra parte la pintura interna de la tapa que da nombre a esta pieza funeraria, sella el mensaje filosófico de esta obra: un joven desnudo salta desde arriba, al espacio, para zambullirse entre las  aguas turbulentas que le acogerán, es el alma del difunto en su viaje al otro mundo, es el difícil salto purificador desde el mundo de los vivos hacia el mundo desconocido de los muertos para lograr la reencarnación eterna.

Falta por aclarar la identidad del difunto, se sabe que era del sexo masculino y se ha descartado la posibilidad de que fuese un atleta o un clavadista. Junto a la deteriorada osamenta se encontraron pocos objetos funerarios, entre ellos una lira similar a las pintadas en las paredes de su tumba por lo que se ha sugerido que el individuo del sepulcro fuera un músico como los participantes en las pinturas, que amenizaba las fiestas y no un personaje integrado en el cuerpo cívico de Poseidonia.

Lo cierto es que tanto en su vida como en su muerte estuvo rodeado de belleza con la convicción que formaba parte de un ciclo donde los ‘fluidos’ compartidos en el placer eran el punto de partida y de regreso, hasta que en 1968, su descubridor nos hiciera cómplice de la estética del viaje que todos hemos emprendido, este difícil camino que se llama existir.
Photos by José Soriano
_____________________
1 Tip: Ruta 34 de la compañía CSTP, en la Piazza Della Concordia.
2 Dukelsky, Cora. Imágenes de un viaje simbólico: La Tumba del Zambullidor. 2o Encuentro Anual “Las Metáforas del Viaje y sus Imágenes. La literatura de viajeros como Problemática”. Universidad de Rosario. Mayo 2005.

4 comments:

  1. La composición de las pinturas no puede ser más sugerente y destaca cuan usual eran estos encuentros, realmente interesante esta tumba que sin ser de un personaje destacado muestra cuanta importancia se le daba desde tiempos remotos a esa transición compleja entre la vida y la muerte, aceptada como algo natural, destacando lo bello y placentero de la vida culminada.
    Gracias Jose.

    ReplyDelete
  2. Querido Jose, como me han gustado los frescos de esta Tumba, según he leido es la única que se ha encontrado con representaciones humanas, respecto al amor homosexual, recuerda, era algo bien visto y aceptado en la Magna Grecia y como no en el Imperio Romano que siempre le imitó en todo. Me ha llamado mucho la atención el juego del Cótabo, lo leí por primera vez en La Hija de Homero,no recuerdo el nombre el autor de este libro. Lo cierto es que los antiguos tenian una alegre visión del paso de la Vida a la Muerte y como nó aprovechando al maximo el paso por, como tu bien dices camino del existir. Gracias por hacerme participe de tus conocimientos. Besos.

    ReplyDelete
  3. Que artículo tan bello e interesante. Yo conocía desde siempre la figura del "Saltador", pero no había visto el resto de las pinturas, que son una hermosura. Los griegos y romanos tenían un concepto de la realización del Amor en la tierra que parte siempre de lo físico y va pasando por varias etapas, cada vez más sutiles, hasta convertirse en Amor universal. El punto de partida de la experiencia iluminadora del Amor es, para ellos, el cuerpo. Bellísimo modo de sentir la vida. Gracias por las imágenes y los comentarios. Un cordial saludo. Diana E.

    ReplyDelete
  4. Muy Interesante. Gracias por colocarlo!
    Saludos
    Roger de Armas

    ReplyDelete