José Martí by Ernesto Fernández. 1958 |
El pasado año el fotógrafo Ernesto Fernández Nogueras recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, presea que se otorga a un creador
cubano, vivo y residente en la isla por el conjunto de su obra. Pareciera una
noticia más en el mundo de las artes visuales si no hubiese venido acompañada con
la foto que encabeza este post enviada por un amigo desde La Habana. Me avergüenzo
de mi ignorancia, no la conocía.
Su autor tenía entonces solo 18 años y se construía
un monumento en la Plaza Cívica, según él eran tiempos difíciles bajo la
dictadura de Batista y cuando vio el andamiaje de la inmensa cabeza de la
escultura de José Martí rápidamente tomó dos fotos, sabía de la fuerza política
que trasmitía tal imagen: los ojos parecían estar cegados, como para no ver lo
que se le estaban haciendo a Cuba, corría el año 1958. Posteriormente se convertiría en uno de los fotógrafos
de la Revolución.
Yo nací después y acorde con las historias de mi mamá hubo
compotas Gerber durante mi ablactación como resultado del trueque de alimentos por
los prisioneros de Bahía de Cochinos. Nunca antes vi la foto, no la recuerdo ni
entre el grupo de Bohemias amarillas y apolilladas que conservaba mi abuela
materna. Sin embargo, si recuerdo -y hasta en las aguadas sopas que vendrían posteriormente-
la fotografía de uno de sus contemporáneos: Korda y la foto del Che (cuyo
esbozo adorna la misma plaza que en los inicios pertenecía solamente al Maestro).
Martí in Central Park. New York City Photo by José Soriano |
Gracias Jose, por ese blog, la foto, el comentario...y el arte de juntarlos tan acertadamente.
ReplyDeleteQue tengas un lindo sábado. Por aquí: nieve, nieve, nieve y viento.
Aquí tienes, de todos modos, tu casa
Alier
Querido Jose:
ReplyDeleteCada vez que llega el aniversario del Natalicio de Jose Marti, te resalta la fe martiana que sembre en ti. Me encanto, no hay palabras para definir cuanto talento. Felicidades, hijo mio.
Tu tia Lupe.
Gracias tía, solo me guían las enseñanzas de la Maestra. Fíjate que escribo Maestra con A y no Maestro, porque el talento del Apóstol es irrepetible. He observado que los iluminados como él suelen permanecer poco tiempo en nuestra Tierra: llegan, lo ofrecen todo y se van. Díle a tu pequeño nieto que la comparación no es válida, que si sigue estudiando a Martí -aunque traducido- entenderá por qué.
DeleteHi I am a close friend of yours and wanted to tell you that marti is a very smart man like you.
ReplyDeleteTeby856
La foto que encabeza el post es muy dramática, igual era desconocida para mí.He mirado por muchos años la escultura del Apóstol en la Plaza Cívica, y en mis ojos le percibo triste y vencido, por tanta injusticia sitiado.Gracias Soriano...tus hojas, un placer...
ReplyDeleteSr.Soriano: Estoy impresionada con esta foto del busto, en proceso de instalación, y sus textos en relación con Martí. Nunca había visto semejante imagen tan sugerente, que es como una metáfora de cómo ha llegado a estar Cuba ante los ojos del Apóstol. Siempre he pensado que la estatua está un tanto cabizbaja, avergonzada por lo que ha tenido que escuchar durante tantas décadas, sobre todo, de los aplausos de las masas hipócritas ante los discursos apocalípticos del tirano. Gracias por enriquecernos y gracias por su vertical postura ética. Todo lo que podamos hacer por rescatar la figura de Martí de las garras del discurso oficial castrista es poco. Saludos.
ReplyDeleteOndina León
Gracias a Ud. madame por esta visita virtual, soy yo quien me inclino ante su brillante pluma. Gran honor que me ha hecho hoy...
Delete¡Coge tu Martí aquí! No te asustes, es como pregonan los nuevos vendedores de esquina llamados cuenta propistas. Todo lo que venden no averigües su origen (tenemos el honor de ser el único país en que se le paga un impuesto al estado por violar la propiedad intelectual, entiéndase los vendedores de discos piratas legalizados que hay en cada esquina), pues no menos válida es la frase para lo que hemos hecho con nuestro Apóstol.
ReplyDeleteLo descubrí en el busto de la escuela en el año 1958 cuando en el acto de cierre de semana se entregaba una distinción a los alumnos que mejor se comportaban en sentido general, alguna que otra vez logré tenerla a pesar de mi incorregible defecto de hablar en clases, pero siempre a mi lado en ese momento solemne estaba el busto de Martí, blanco, inmaculado y sin poder adivinar cuantas capas de pintura ya había recibido, luego vino el descubrimiento maravilloso de los Versos Sencillos, un librito pequeño que todos los alumnos teníamos en aquellas escuelitas públicas de la República, donde se aprendía bien y con métodos hoy desdeñados por la nueva pedagogía, aprendíamos a escribir sin faltas de ortografía, que levante la mano quien no se llevó a la casa de penitencia escribir cien veces esta frase “antes de B y P se escribe M” pero funcionaba. Luego el Ismaelillo, lección suprema de amor paterno, luego La Edad de Oro muestra de cómo hablarle a las nuevas generaciones en un lenguaje sencillo pero universal, hasta que llegó el terrible momento de las frases de Martí citadas fuera de contexto que validaban la autenticidad y calidad de todo lo que se hacía y que eran un asidero común para dar un toque muy nuestro a cosas que fueron creadas en otros lugares y que pretendieron que funcionaran acá, eso fue la debacle para la credibilidad en nuestra figura mayor, la confusión ha sido tal que hoy las nuevas generaciones ven en él algo caduco, ineficiente, almidonado y ligado a lo peor que nos ha tocado vivir.
Pero el Maestro esta ahí aún deseando experimentar que no es necesario tener los ojos tapados para evitar el sufrimiento caupolicano al que ha sido sometido en ese sitio al ver tantos horrores, nadie mejor que nuestro otro hombre grande de las letras José Lezama Lima para resumir el significado de Martí, al decir “Martí es el misterio que nos acompaña”.