Carmen. Photo by Bernardo Dieguez
Me gusta el ballet, es una de las manifestaciones del arte que más disfruto. Asisto a sus representaciones desde muy joven. Recuerdo el primer día que me senté en una luneta del Gran Teatro “García Lorca” de La Habana –tras un largo viaje desde donde se labraba la tierra- oír hablar de ‘Las Cuatro Joyas’, sin que entendiera al inicio a que se referían mis compañeros de fila. Después me explicaban que se trataba de la frase célebre con que Arnold Haskell, un gran crítico inglés de ballet, había denominado a cuatro de las bailarinas cubanas de la época (1967) por su excelencia artística: Mirta Plá, Josefina Méndez, Loipa Araújo y Aurora Bosch.
Los años pasaron y a aquella frase le siguió otra ‘Las Tres Gracias’, esta vez por el crítico norteamericano Brendan Fitzgerald, a las tres primeras bailarinas del BNC en los 80: Amparo Brito, Ofelia González y Rosario Suárez. Con el mito de Alicia Alonso y el brillo de sus primeras estrellas, parecía no quedar espacio para ‘etiquetar’ a las figuras nobeles de la constelación danzaria que la Escuela Cubana de Ballet formaba y de la cual se nutría. Los tiempos cambiaron para peor, y el sello estilístico, técnico e interpretativo de los bailarines cubanos empezó a observarse en las compañías de ballet de otros escenarios del mundo. La propia Prima Ballerina Assoluta los llamó ‘papalotes’ cuando le preguntaron cómo se sentía cuando algunos de sus bailarines repentinamente la abandonaban: "(…) Siempre pienso en el papalote que empieza a remontar altura deseando llegar hasta el Sol. Pero pueden quemarse o en su camino encontrarse con un ‘coronel’ y su afilada cuchilla. Y el papalote se va a bolina (…)”(1)
Anoche me re-encontré con uno de esos ‘papalotes’, un papalote que con trabajo y dedicación ha tocado al astro rey. Para su suerte -y la nuestra- no se ha convertido en carbón, sino en luz que emana a través de su arte.
Lorena Feijóo pisó nuevamente las tablas de Miami procedente de San Francisco, esta vez con un personaje que nunca antes había interpretado, la Lise de La Fille Mal Gardee, nos ofreció su histrionismo, nos contagió con la libertad de sus movimientos, tuvo palabras agradables para sus fans. Continuó rumbo a New York, para asistir como artista invitada a la Gala del ABT y de ahí retomar otro aerobús hacia Rusia. Lorena ha interpretado casi todos los personajes clásicos pero también ha incursionado en la danza moderna y contemporánea, en la pantalla grande y en la chica, y su imagen ha ocupado espacio en portadas de libros y revistas. La he disfrutado en los extremos de la gama de pasiones, desde Giselle a Carmen, desde la fragilidad inerme a la fortaleza estrogénica, siempre con la técnica límpida y el poder de convencernos con sus roles.
Me enorgullezco hoy que Lorena haya podido flotar entre ‘’tantos vientos huracanados”, alcanzar el Sol y brillar junto a él. Al coronarse con su libertad, su talento se convirtió también en una preciada joya.
Muy bonito tu post sobre Lorena, ella es una bailarina brava y esencial y la viste en un ballet que es como una joya antigua que marca un punto importante en la evolución del mismo pues se basa mucho en la mímica y la actuación para lograr comunicar, la alusión de Alicia no deja de tener un toque poético, ella en su momento fue un papalote también y si los nuevos papalotes no regresan a casa para demostrar y brindar a su público lo aprendido tal vez se deba a ella misma que le corta el hilo del retorno, el tiempo lo pone todo en su lugar y llegará el momento no lo dudo en que grandiosamente compartirán escenario los que están desarrollando carrera en el exterior y los cientos que estudian afanosamente acá.
ReplyDeleteGracias y un abrazo,
Esteban
...disfruto lo que escribes, en este caso doblemente no solo por compartir la misma afinidad por el ballet, sino porque me impresionó tu valoración y un comentario respuesta, valoración llena de admiración y ternura, especialmente, porque personalmente, siempre he visto los papalotes como objetos llenos de belleza, cuyo grácil movimiento y elevación evoca un sentimiento muy espiritual.
ReplyDeleteme emocionó tu elogio sincero, y confío que algún todos los papalotes puedan volar sin necesidad de perder su hilo.
Sonia
La crítica del El País:
ReplyDeleteEl ballet cubano de Miami reafirma su ideario clásico
El Cuban Classical Ballet of Miami estrena una deliciosa versión de 'La fille mal gardee' con estrellas invitadas de la diáspora
ROGER SALAS - Miami - 17/05/2011
Este pasado fin de semana el Cuban Classical Ballet of Miami (CCBM) estrenaba en su temporada de primavera en el Jackie Gleason Theatre una nueva producción de La fille mal gardee el más antiguo de los ballets del repertorio universal del ballet clásico y una pieza que no debe faltar en ninguna compañía que se precie de preservar y divulgar el ballet académico desde su vertiente histórica, La fille mal gardee; el programa se completo con el Grand Pas de Paquita en una cuidada reposición siempre de acuerdo a las versiones canónicas de Marius Petipa y que se sostienen en el legendario Teatro Marinskii de San Petersburgo, verdadero vaticano del ballet académico y tronco esencial para unos repertorios que hoy aparecen por todas partes con sensibles cambios estructurales.
Pedro Pablo Pena, director artístico del CCBM deja claro que su línea no quiere ser estrechamente una desinencia de las escuelas norteamericana y cubana, que es de donde se nutre básicamente para la plantilla (aun contando con una lista cosmopolita donde no faltan latinoamericanos y asiáticos), sino que, estéticamente hablando, se abra a la recuperación de una forma de bailar los clásicos mucho más ligado a las tradiciones europeas. Axial, entre las cuatro figuras estaban los primeros bailarines del English National Ballet, el cubano Arionel Vargas y la brasileña Fernanda Oliveira, la primera bailarina del la Opera de San Francisco, la también cubana Lorena Feijoo y Rolando Sarabia, el más brillante de los solistas cubanos de su generación y estrella casi bandera del CCBM.
Sarabia, un artista dotado especialmente para la danza clásica, con una facilidad extrema y poética para la interpretación dando a su ejecutoria una rara sensación de perfección y limpieza, ha retomado su carrera en Norteamérica de manera fulgurante: el próximo día 19 se estrena en el Metropolitan Opera House de Nueva York con una función especial de Don Quijote junto al American Ballet Theatre teniendo como partenaire a otra cubana: la primera bailarina Xiomara Reyes. Dos días después Sarabia y Lorena Feijoo parten para Moscú, pues son ambos finalistas del Premio Benois de la Danza 2011, el galardón más prestigioso de la especialidad a nivel global, bailando en el escenario del Teatro Bolshoi de Moscú el días 24 y 25 de mayo. Se vuelve a hablar del ballet cubano en el mundo pero esta vez son los artistas del exilio los que pitan en varios sitios a la vez.
La fille mal gardee de Miami ha sido un éxito. La producción de los diseñadores rusos (vestuario de Anna Kotlova y escenografía de Viacheslav Okuner) se inspiran en la tradición rococó y son sencilla y difícilmente superables, encerrando los guiños plásticos de la época en un todo de gran colorido y refinamiento. La puesta en escena de Pedro Pablo pena y Eriberto Jiménez no desdeña influencias de las versiones más antiguas y retoma músicas olvidadas y fragmentos coreográficos virtuosos. Lorena Feijoo en la primera función aporto su experiencia, su madurez de prima ballerina que exprime el estilo hasta sus detalles más sutiles. Sarabia la acompañó con esa elegancia donde todo parece facilidad y música.
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"En el role de Lise, Lorena Feijóo es encantadora y se proyecta absolutamente cómoda como comediante ligera. En los ballets con argumento la coreografía es siempre una expresión del carácter, y ella asume la tarea de dejarnos saber quién es Lise con una desenvoltura fascinante.
ReplyDeleteEn este contexto, los momentos de rápida ejecución (de limpieza deslumbrante) ilustran la espontaneidad del comportamiento juvenil de Lise y su intercambio afectuoso con Colas revela su franqueza como mujer enamorada.
Rolando Sarabia es estupendo como Colas. Su desempeño individual es impecable y su cortesía acompañando a Feijóo es admirable.
Tanto Feijóo como Sarabia son ejecutantes extraordinarios, pero en La Fille ellos se reservan para las variaciones del pas de deux final y al hacerlo, permiten que las secuencias coreográficas anteriores simplemente se nutran de la riqueza expresiva interior de ambos y no de sus cuerpos perfectamente entrenados. El resultado es de un gusto exquisito." - El Nuevo Herald. Orlando Taquechel. 5/24/2011