Hoy también quería pronunciarme como el fan #1 de mi sobrina Rosemary, quien cumple sus sweet sixteen, y cuya adolescencia transcurre velozmente. La otrora niña cede el espacio a una bella joven, que cada fin de semana es absorbida por la maquinaria consumista del mundo hollywoodense, cambiando el perfil fotográfico de su página de facebook casi al ritmo de 24 cuadros por segundos. Y ahora a disfrutar de la noche de premiaciones…
...es el blog de un cubano al que un día le mostraron el horizonte y comprendió que el mundo comenzaba más allá del malecón habanero.
Sunday, February 27, 2011
Noche de Estatuillas
Hoy la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas celebra su 83 aniversario entregando premios a lo mejor del séptimo arte. A pesar de lo criticado de estos eventos por su extensión, monotonía o discursos interminables de agradecimiento por parte de los premiados, he seguido ininterrumpidamente 17 de sus trasmisiones en vivo. Recuerdo mi interés por el buen cine desde mis años de adolescente, pero nunca pude presenciar una entrega hasta 1994, año en que Schindler’s List, el filme épico de Spielberg sobre el Holocausto, se llevó 7 estatuillas.
Hoy nos llegan noticias de los ríos de sangre humana que corren por regiones del norte de África y las imágenes no la recibimos a través de los profesionales de los medios sino por los propios protagonistas que exigen su libertad usando las redes sociales. ¿Cuántos años tendrán que sucederse para visualizar alguna versión en la pantalla grande de lo que está aconteciendo ahora? Por lo pronto tendremos que contentarnos con ‘The Social Network’ versus ‘The King’s Speech’ aunque paradójicamente desde el país que promueve el más codiciado de los premios cinematográficos no hemos asistido aún a un discurso presidencial que condene a los genocidas actuales.
Como balletómano yo voto por ‘Black Swan’, un filme para amar u odiar, lleno de binomios simbólicos que cuida detalle a detalle la necesaria transformación psicológica –pocas veces lograda- de las principal dancers en sus protagónicos Odette/Odile.
Thursday, February 10, 2011
Gemas Vaticanas
"...desde la columnata que arranca de sus puertas como dos brazos abiertos para acoger a la humanidad, siguen hablando aún Bramante, Bernini, Borromini o Maderno..."
IOANNES PAVLVS PP. II
Piazza San Pietro. Photo by José Soriano
Visitar los Museos Vaticanos es una experiencia única y extenuante para el amante al arte que no dispone de suficiente tiempo y que además pudiera terminar sufriendo del Síndrome de Stendhal, aunque cuando salga a la calle lo haya hecho desde el Palacio del “Príncipe de los Apóstoles” en Roma y no de la Basílica de la Santa Croce en Florencia. El sensorio es bombardeado por la belleza, hay tanto para el goce estético que el simple mortal pierde numerosos detalles ahogado en un vasto océano de obras maestras. Esta es la razón por la que insisto en visitar las exposiciones procedentes del Vaticano, y aunque parecieran redundantes y encaminadas a cultivar la fe católica, siempre son una fuente enriquecedora del conocimiento universal.
Nuevamente la cita fue en el Museo de Arte de Fort Lauderdale, en la Florida, esta vez bajo el título Vatican Splendors: A Journey through Faith and Art, una exhibición educativa, muy bien montada, donde a través de casi 200 piezas de arte y objetos históricos el visitante podrá recorrer dos milenios de historia. Es de destacar que algunas de ellas nunca antes habían sido expuestas al público, otras nunca habían salido del Vaticano.
Si usted llega a la Basílica de San Pedro después de compartir con turistas y beatos de todas partes del mundo en una larga fila y someterse a los controles de seguridad, se verá hechizado por la magnificencia interior del templo y sus ojos le llevarán directo al Baldaquín de Gianlorenzo Bernini bajo la monumental cúpula, o a la Pietà de Miguel Ángel en una de las capillas a su derecha, para nada reparará en sus pórticos. Con esta puesta itinerante, usted podrá disfrutar de una reproducción exacta de uno de los paneles de bronce de las Puertas de Filarete (c.1445) procedentes de la Basílica Antigua y reinstaladas en la actual, donde se representa la Crucifixión de San Pedro; o se sorprenderá al descubrir otra Piedad menos conocida de Miguel Ángel, la Pietà de Colonna (siglo XVI), un bajorrelieve en mármol que el maestro renacentista regalara a su amiga poetisa Vittoria Colonna. Otra gema que encontré, también del siglo XVI, fue una pintura en pequeño formato del ‘comentarista’ del Renacimiento Giorgio Vasari: una Deposición, no de la Cruz sino en el Sepulcro, que muestra con una exquisita divinidad la mirada de María contemplando a su hijo sin aliento y a un Papa testificando la escena. Estos son sólo ejemplos del ingenio de artistas que prodigaron el misterio de la Iglesia.
Redimido y asombrado por el arte me fui a casa en busca de la Carta a los Artistas que el Papa Juan Pablo II firmara en la Pascua de Resurrección de 1999, donde estimulaba a los jóvenes artífices, a los “geniales constructores de la belleza” del mañana a que continuasen perpetuando la labor del primer Creador.
Visitar los Museos Vaticanos es una experiencia única y extenuante para el amante al arte que no dispone de suficiente tiempo y que además pudiera terminar sufriendo del Síndrome de Stendhal, aunque cuando salga a la calle lo haya hecho desde el Palacio del “Príncipe de los Apóstoles” en Roma y no de la Basílica de la Santa Croce en Florencia. El sensorio es bombardeado por la belleza, hay tanto para el goce estético que el simple mortal pierde numerosos detalles ahogado en un vasto océano de obras maestras. Esta es la razón por la que insisto en visitar las exposiciones procedentes del Vaticano, y aunque parecieran redundantes y encaminadas a cultivar la fe católica, siempre son una fuente enriquecedora del conocimiento universal.
Nuevamente la cita fue en el Museo de Arte de Fort Lauderdale, en la Florida, esta vez bajo el título Vatican Splendors: A Journey through Faith and Art, una exhibición educativa, muy bien montada, donde a través de casi 200 piezas de arte y objetos históricos el visitante podrá recorrer dos milenios de historia. Es de destacar que algunas de ellas nunca antes habían sido expuestas al público, otras nunca habían salido del Vaticano.
Si usted llega a la Basílica de San Pedro después de compartir con turistas y beatos de todas partes del mundo en una larga fila y someterse a los controles de seguridad, se verá hechizado por la magnificencia interior del templo y sus ojos le llevarán directo al Baldaquín de Gianlorenzo Bernini bajo la monumental cúpula, o a la Pietà de Miguel Ángel en una de las capillas a su derecha, para nada reparará en sus pórticos. Con esta puesta itinerante, usted podrá disfrutar de una reproducción exacta de uno de los paneles de bronce de las Puertas de Filarete (c.1445) procedentes de la Basílica Antigua y reinstaladas en la actual, donde se representa la Crucifixión de San Pedro; o se sorprenderá al descubrir otra Piedad menos conocida de Miguel Ángel, la Pietà de Colonna (siglo XVI), un bajorrelieve en mármol que el maestro renacentista regalara a su amiga poetisa Vittoria Colonna. Otra gema que encontré, también del siglo XVI, fue una pintura en pequeño formato del ‘comentarista’ del Renacimiento Giorgio Vasari: una Deposición, no de la Cruz sino en el Sepulcro, que muestra con una exquisita divinidad la mirada de María contemplando a su hijo sin aliento y a un Papa testificando la escena. Estos son sólo ejemplos del ingenio de artistas que prodigaron el misterio de la Iglesia.
Redimido y asombrado por el arte me fui a casa en busca de la Carta a los Artistas que el Papa Juan Pablo II firmara en la Pascua de Resurrección de 1999, donde estimulaba a los jóvenes artífices, a los “geniales constructores de la belleza” del mañana a que continuasen perpetuando la labor del primer Creador.
Estatua de San Pedro por Arnolfo di Cambio, s. XIII. Photo by José Soriano
http://www.vaticansplendors.com/
Tuesday, February 1, 2011
Conociendo a Soriano
Photo taken from the Internet
Fue una tarde dominical bendecida por la luz, el brillo y la quietud que suelen encontrarse en la ciudad de Coral Gables, y a su recinto universitario fuí en busca de más luz. Fuí a un encuentro face-to-face con la obra del maestro matancero Rafael Soriano perteneciente a una generación de lujo en la pintura cubana, y con el cual, para más orgullo, comparto su apellido (aunque no reconozco lazos genealógicos con el artista plástico radicado hace casi medio siglo en la ciudad de Miami, como muchos en el exilio me han preguntado).
Las piezas se distribuyen en tres salas que permiten al visitante asistir cronológicamente al proceso de maduración creativa del pintor. Desde sus primeros trabajos se observa una nueva búsqueda de expresión, ajena a los elementos figurativos convencionales de la época, adquiriendo hacia los años 50 un estilo más modernista, de franca abstracción geométrica: Cuatro pinturas Sin Título dan fe de ello, sus distribuciones espaciales eran entonces rígidas, planas, con colores básicos limitados por líneas y ángulos sobre el lienzo.
El núcleo principal de la muestra se concentra en la segunda sala, donde se exhiben los trabajos que van desde la década del 60 hasta el 2000. Aquí ya Soriano va desarrollado un estilo luminista en la pintura, en él explora sus mundos imaginarios a través de una luz que emana desde dentro de sus figuras. De sus místicos paisajes, de sus formas suaves y con matices cromáticos delicados se irradia ahora energía, y se crean juegos de luz y sombra que parecieran entrar en movimiento y trasmitir estados emocionales diversos.
Soledad En La Montaña, 1994, óleo sobre lienzo. Rafael Soriano
El propio artista anotaría: “No pretendo transmitir ningún mensaje de la realidad: me mueve un ansia de viajar a través de la pintura por la dimensión del espíritu, donde lo íntimo y lo cósmico confluyen. Se ha dicho que mi obra es un ‘luminismo onírico’, de ahí la atmósfera de misterio y ensueño que sugiere.” Y sugiere, sugiere un macro mundo, un universo que me transporta a las constelaciones ahora observables por potentes telescopios digitales, pero también me sugiere un micro mundo de estructuras biológicas sólo visible al microscopio de luz, puro plasma cinético que se acomoda a formas dinámicas, expandibles.
La muestra finaliza en un área donde se exhiben otros trabajos del artista, como su incursión en la cerámica y el conjunto de dibujos al pastel y con creyones sobre cartulina, en todos nos deja su impronta, su inconfundible estilo, su imaginación sorprendente. Su uso de la luz como principio y fin de la existencia lo convierten en un excelso expositor del arte contemporáneo, tal como escribiera el pintor JosEvelio Rodríguez-Abreu invitándome al evento: “la obra del maestro Rafael Soriano es un sueño indispensable en la cultura cubana.” Y a soñar con otros mundos me dirigí.
La compilación de su brillante labor profesional estará en exhibición hasta el 27 de marzo próximo en el Lowe Art Museum bajo el título RAFAEL SORIANO: Other Worlds Within, A Sixty Year Retrospective, gracias a la colaboración de coleccionistas e instituciones que han facilitado 75 de sus obras para esta ocasión. Su propio teléfono móvil le servirá de audio-guía en este viaje de ensueños por los mundos del Maestro.
Frente a su pintura de la Madre Cabrini en la Capilla del Hospital Mercy.
La Profundidad del Silencio from jorge Moya on Vimeo.
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