"...desde la columnata que arranca de sus puertas como dos brazos abiertos para acoger a la humanidad, siguen hablando aún Bramante, Bernini, Borromini o Maderno..."
IOANNES PAVLVS PP. II
Visitar los Museos Vaticanos es una experiencia única y extenuante para el amante al arte que no dispone de suficiente tiempo y que además pudiera terminar sufriendo del Síndrome de Stendhal, aunque cuando salga a la calle lo haya hecho desde el Palacio del “Príncipe de los Apóstoles” en Roma y no de la Basílica de la Santa Croce en Florencia. El sensorio es bombardeado por la belleza, hay tanto para el goce estético que el simple mortal pierde numerosos detalles ahogado en un vasto océano de obras maestras. Esta es la razón por la que insisto en visitar las exposiciones procedentes del Vaticano, y aunque parecieran redundantes y encaminadas a cultivar la fe católica, siempre son una fuente enriquecedora del conocimiento universal.
Nuevamente la cita fue en el Museo de Arte de Fort Lauderdale, en la Florida, esta vez bajo el título Vatican Splendors: A Journey through Faith and Art, una exhibición educativa, muy bien montada, donde a través de casi 200 piezas de arte y objetos históricos el visitante podrá recorrer dos milenios de historia. Es de destacar que algunas de ellas nunca antes habían sido expuestas al público, otras nunca habían salido del Vaticano.

Redimido y asombrado por el arte me fui a casa en busca de la Carta a los Artistas que el Papa Juan Pablo II firmara en la Pascua de Resurrección de 1999, donde estimulaba a los jóvenes artífices, a los “geniales constructores de la belleza” del mañana a que continuasen perpetuando la labor del primer Creador.
Estatua de San Pedro por Arnolfo di Cambio, s. XIII. Photo by José Soriano
http://www.vaticansplendors.com/
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