The Lottery Drawing in Piazza Delle Erbe, Turin. Giovanni Michele Granieri, circa 1756 The John and Mable Ringling Museum of Art |
Tropiezo por segunda vez con esta obra de arte del siglo XVIII italiano (The
Lottery Drawing in Piazza Delle Erbe, Turin) que habita en el Ringling Museum of Art de Sarasota, Florida,
e inevitablemente vuelvo a mis años de adolescencia, donde el negocio ilícito
de la 'bolita' –versión popular de la lotería cubana prohibida por el gobierno desde la década del sesenta- era la vía de sustento para mi vecina ‘apuntadora-listera’ y la esperanza de solvencia económica para muchos
otros del vecindario. Recuerdo sus inmensos senos naturales que además de lactar
a sus tres hijos se convertían en una suerte de gaveteros de oficina donde se escondían las
largas listas de los ‘jugadores’ y los cómputos del dinero recolectado, que debían
apropiadamente presentarse al ‘banquero’ del pueblo antes que se anunciase el número
de suerte a través de una estación radial de onda corta, también vetada. Recuerdo vívidamente el día que la policía política
intempestivamente rastreaba su casa en busca de los registros numéricos y la
habilidad de mi vecina para convertir el papel nuevamente en pulpa y digerirlo como
puré de viandas, o la única vez que el azar se apiadó de mi con el número 33, al que todos llamaron tiñosa
según la charada popular, ilusión onírica de los pobres y estigma de mi desconfianza
en el azar.
Pensé en mi abuelo, que según mi madre, llevaba un registro manual de los números
ganadores en la época de la república, tal cual ella hace ahora como hobby en pleno siglo XXI con la Lotería de la Florida.
Por definición la lotería es un juego de azar que contempla la extracción de
lotes numéricos a cambio de un premio, el cual puede ser dinero en efectivo o
bienes materiales. Dice mi abuela que la lotería era una vía para apoyar instituciones
benéficas al servicio público como orfanatos y asilos, y que eran los
muchachitos de la Casa de Beneficencia,
los que hacían la selección en las tardes del séptimo día habanero, de hecho en
el estado en el que resido hoy una gran parte se destina a la educación; como
quiera es un negocio privado muy lucrativo. Incluso gracias a la lotería en el pasado se pudieron financiar grandes proyectos como la construcción de la Gran
Muralla China o la reconstrucción de la ciudad de Roma en época del Emperador
Augusto César.
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Pues a la obra en cuestión, que hoy se titula “El Sorteo de la Lotería en
la Piazza Delle Erbe, Turín” se le llamó originalmente “A Mercado Lleno” por las actividades
mercantiles que se observan a primera vista en la concurrida plaza de hortalizas
en un Turín con rasgos medievales.
En lo que parece ser una escena cotidiana, en este mercado abierto, sede
principal del comercio citadino, se reúnen mercaderes y parroquianos alrededor
de los puestos de frutas y verduras, flores y semillas, productos lácteos y cárnicos,
telas y utensilios diversos; pero simultáneamente en el Ayuntamiento se lleva a
cabo la rifa de la lotería, centrada en el niño huérfano que desde el balcón del
palacio municipal selecciona el número ganador acompañado por el sonido de los
instrumentos de viento que llaman la atención sobre el evento, quizás de asignación
de una vivienda.
Entre la multitud se distinguen individuos que sostienen y verifican sus
boletos numéricos, y hasta la destrucción que provoca un accidentado caballo a
la mercancía de su propietario en plena plaza -en un primer plano y sumamente reveladora en mis vivencias-,
indican que la posibilidad de pérdida también se hace realidad en un día común.
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Se trata entonces de la probabilidad del éxito o del fracaso, del chance a
ser triunfador o infortunado. Después de una detallada inspección del óleo usted
se lleva el agridulce sabor de que la vida, como la lotería, es un juego de
azar, de probabilidades, de arriesgar, ganar o perder, la ecuación perfecta de
nuestro diario acontecer. Solo deseo que en el sorteo de sus dificultades, mi
vecina salga airosa en la medida en que el agonizante caballo deje de patalear. ¡Ojalá y el número 1 desaparezca de
las urnas!, pronostico que será el más apostado.
My mom, a lottery fan, poses in front of 'The Lottery...' during her first visit to The Ringling Museum of Art. 2010 |
Photos by José Soriano