Last Judgment (detail). H.Bosch. Alte Pinakothek. |
Así
como en el arte una misma temática se nos presenta una y otra vez en medios y
lecturas diversas, la vida nos sitúa repetidamente ante obstáculos que
pensábamos ya superados y con los que volvemos a tropezar. Quizás la naturaleza
humana nos lleva a buscar soluciones alternativas y volvemos a errar. Lo
pensaba en Múnich, mientras
contemplaba otra obra de El Bosco y
me recreaba en su mundo de demonios, brujas, quimeras y seres alucinantes.
Dos
meses después lo asevero; tras un idílico viaje por Europa central no exento de
manchas anecdóticas y algunos desaciertos, el arte vuelve a redimirme. Y esta
vez quien mejor me lo mostró fue justamente el pintor flamenco Hieronymus Bosch. Fue suficiente una
amalgama de figuras monstruosas y grotescas pintadas en un trozo de madera para
que me esclareciera conceptos inciertos del lado obscuro -y vil- de la Humanidad,
con pesimismo me paseó entre los tormentos de los hombres, asomándome con timidez
al infierno de los desalmados.
Aun
cuando muchas de las obras de Bosch no están fechadas ni firmadas, las imágenes
de este creador de desvaríos oníricos son su única estampa rúbrica, tal es el
caso de este fragmento dañado que se cree pertenecer a un hoy inexistente “Juicio
Final” comisionado por el monarca español Felipe II (el Prudente) a principios del siglo XVI.
Last Judgment (fragment). H.Bosch. Munich |
Death and the Miser |
Sarcásticamente
dejó dicho casi todo sobre el abigarrado comportamiento humano, y a los temas
de la lujuria y la codicia dedicó abundantes pinceladas.
Pero
su mejor representación de la tacañería no duerme en Europa, sino en América.
Se trata de “La Muerte y un Avaro” (1485-90) que se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington DC, en la que la Muerte y un
Ángel se presentan en los momentos finales de vida de un avaro, y este vacila entre
la eterna salvación o la bolsa de dinero que le ofrece un demonio. La ambientación
de este panel lleva el simbolismo del Bien
y el Mal hasta minúsculos detalles,
dejando entrever la hipócrita dualidad moral del individuo, un pecado de exceso
que con frecuencia se asocia a la deslealtad, el engaño y hasta la traición.
Note la carta que sostiene otra rata-demonio que emerge debajo del baúl: ¿un
documento de indulgencia? No, más bien la declaración de las acciones mezquinas
de este mísero de espíritu que partirá quien sabe hacia dónde, tan desnudo y
sin bolsillos como llegó a este mundo.
Muchos
estudiosos consideran que este es el panel sobreviviente de un tríptico que perdió
sus otras dos partes. Tampoco sé si El
Bosco después de sumergirse con tal dinámica maestría en los peores sentimientos
del ser humano podría haber dedicado el panel opuesto a la alegoría de la Generosidad o al altruismo de la filantropía.
Last Judgment's photos by José Soriano
Death and the Miser's picture taken from www.nga.gov