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St. Augustine Visitor Information Ctr. Photo by José Soriano |
First visitors from Miami as of April 27th, 2013 Photo by José Soriano |
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“Para dibujar hay que cerrar los ojos y cantar” (Pablo Picasso)
Para Picasso
el toro ibérico se convirtió en una obsesión inspiradora a lo largo de su vida:
fuerza, poder, dominio, vigor, mito, violencia, lucha, vida y muerte que
convergen en una misma plaza. Por eso, las once litografías que conforman la
serie Toro (1945-1946) ocuparon
casi toda mi atención, no solo porque representan lo anteriormente descrito
sino además porque la secuencia demuestra el proceso creativo del autor, cómo a
partir de su primera litografía y no convencido con ella y los volúmenes
proyectados, la innovación sustitutiva y/o sustractiva de las líneas lo
llevaron a crear otra y otra, cambiando y distorsionando lo ya creado,
ofreciéndole mayor vitalidad, pasando por un tauro básicamente cubista a otro puramente abstracto y terminando en el más simple delineado de todos que nos recuerda una
pintura rupestre de cavernas. Eso sí, los genitales del animal no desaparecen
en este minimalismo de trazos, llamándonos a reflexionar sobre la condición ‘testosterónica’
del macho cabrío y dejándonos un testamento en láminas de su propia vida
rodeada de féminas a las que amó e hizo sufrir.
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En las otras
piezas encontramos escenas que tienen lugar en las corridas de toro, donde
aparecen también el matador, el picador y el caballo, otra de las salidas estéticas llenas
de fuerza y dinamismo que encuentra Picasso para expresar el destino final de
la lucha sobre la arena. Para él, el
drama de vivir es un juego que empieza y termina en el ruedo. No es
coincidencia que estos tres elementos simbólicos (toro-hombre-caballo) tengan
un lugar predominante en su más famosa obra: el Guernica (1937).
Salí del
recinto sin una sola fotografía de las piezas, el uso de cámaras y otros
artilugios electrónicos están estrictamente prohibidos en la exhibición, más
aun cuando los ojos de los custodios ya nos habían etiquetado como “the first visitors from Miami”, fue Mr.
Gill quien pidió retratarse con nosotros para la prensa local cuidando usar como
background un panel decorativo del
centro, pero la ciudad de St. Augustine tiene muchos sitios pintorescos para
ocupar megapixels, y a este tributo a
la cultura y tradiciones hispanas introducidas por su fundador, Don Pedro
Menéndez de Avilés en 1565, le correspondió re-visitar sitios ya conocidos y ahora
espléndidamente restaurados.
Mr.Carl Gill, volunteer coordinator of the exhibit. Photo by José Soriano |
De regreso al sur de la Florida, y cuando en la
I-95 se anunciaba la proximidad de la ciudad de Fort Lauderdale, recordé que en
su museo de arte duerme una cerámica del gran maestro titulada Corrida sobre fondo negro
(1953) que sí había sido captada por mi cámara en el pasado y que muy bien pudo
haber conformado la pieza número 40 de esta exposición.